Estos libros, que resumen lo más importante de la ideología sansimoniana, con aportaciones muy audaces con respecto a lo elaborado por el maestro, aparecieron sin firma, como producción colectiva de los discípulos.
A la vez que Bazard lidera la Escuela Sansimoniana, se va imponiendo una centralidad de lo religioso en el movimiento, a través del liderazgo de Barthélemy Prosper Enfantin.
Finalmente se crea una dirección dual: en la navidad de 1829, Bazard y Enfantin reciben de Olinde Rodrigues, el más antiguo seguidor de Saint-Simon, el título de “Padres Supremos” de la religión sansimoniana.
La propuesta es rechazada. Pero la nueva situación política y social abierta con la revolución da un enorme impulso a la causa sansimoniana.
Enfantin, lector de las teorías protofeministas de Charles Fourier, entiende que la doctrina sansimoniana debe reivindicar la emancipación de la mujer, entender la posibilidad del divorcio y constituir una religión donde estén integrados ambos sexos: junto a un “Padre Supremo” deberá existir una “Madre Suprema”.
Los miembros de la religión sansimoniana, ahora liderados exclusivamente por Enfantin, concurren al entierro, pero Claire, la esposa de Bazard, no permite que se acerquen, a partir de lo cual deciden acompañar al cortejo fúnebre a la distancia.
Su autoridad y su seriedad lo convertirán en uno de los miembros más influyentes de la corriente sansimoniana, particularmente en las reuniones donde su talento como orador es eficaz para la difusión de las ideas y el reclutamiento de nuevos adeptos.
Saint-Amand y Claire tuvieron cuatro hijos: Claire, nacida en 1813 y casada en Saint-Chéron en 1831, primer matrimonio celebrado por la iglesia sansimoniana; Albert, nacido hacia 1815; Laure, nacida en 1821, y Zaire.
Además Bazard es el principal instructor de la Escuela Sansimoniana, dando conferencias semanales sobre distintos tópicos ideológicos del movimiento, que serán reunidas en dos volúmenes con el título de Exposition de la doctrine de Saint-Simon.
En 1828, por acuerdo generalizado entre los sansimonianos, Olinde Rodrigues es quien nombra a Enfantin y Bazard “padres supremos” de la religión sansimoniana.
Pero la “secta sansimoniana” será perseguida por el Estado y tachada de contraria a la moral y al orden público, el diario Le Globe clausurado y sus principales jefes juzgados.
Poco después, ya abandonada la religión sansimoniana, rechaza el panteísmo que la caracteriza y vuelve a la fe católica, defendiendo un neocatolicismo que ubica en la base de sus teorías políticas.