portería


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portería

1. s. f. Habitación o garita del portero de un edificio, situada en el portal no había nadie en la portería del colegio. conserjería
2. Vivienda o habitación del portero.
3. OFICIOS Y PROFESIONES Oficio de portero se dedica a la portería desde que enviudó.
4. DEPORTES Marco rectangular con red en el que los jugadores de algunos deportes deben meter el balón para marcar un tanto. meta
5. NÁUTICA Conjunto de todas las portas de una embarcación.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

portería

 
f. Pieza del zaguán de algunos edifi cios, desde donde el portero vigila la entrada y salida de las personas, carruajes, etc.
Empleo de portero.
Su habitación.
dep. En algunos juegos de pelota, marco de una puerta por dentro o por encima del cual debe pasar el balón para ganar uno o más puntos.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

portería

(poɾte'ɾia)
sustantivo femenino
1. pieza o casa de quien vigila la entrada a un edificio Van a ampliar la portería.
2. deporte armazón rectangular donde se anotan puntos en ciertos deportes cambiar la red a la portería de hockey
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

portería

nombre femenino
(deportes) puerta arco meta
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

portería:

puertameta,
Traducciones

portería

caretaker's office, goal

portería

Ziel

portería

цель

portería

doel

portería

meta

portería

الهدف

portería

στόχος

portería

目标

portería

目標

portería

cíl

portería

mål

portería

המטרה

portería

目標

portería

목표

portería

เป้าหมาย

portería

SF
1. (= conserjería) → caretaker's office, concierge's office; (= vivienda) → caretaker's flat, concierge's flat
2. (Dep) (= meta) → goal
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
Subió la escalera a tientas, reparó al llegar a otra puerta cerrada, en que iba a obscuras; encendió un fósforo, abrió la puerta que tenía delante, entró en la portería, contigua al salón principal; encendió un quinqué, de petróleo, que aún tenía el tubo caliente, pues era el mismo con que momentos antes se había alumbrado; entró con su luz en el salón de la Biblioteca, buscó sus libros y manuscritos, que tenía separados en un rincón, y a los cinco minutos trabajaba con ardor febril, olvidado del mundo entero, sin oír los disparos que sonaban cerca.
y diez pesos en la mano, que yo corría a convertir en cigarros en la portería...
-Haga el favor, señor Pedro: sea bueno para mí. Pecador y todo, ¿no tendrá un puestecito libre, aunque sea en la portería? -¡Largo de aquí!
omo Augusto necesitaba confidencia se dirigió al Casino, a ver a Víctor, su amigote, al día siguiente de aquella su visita a casa de Eugenia y a la misma hora en que esta espoleaba la pachorra amorosa de su novio en la portería.
En la calle, el pueblo se arremolinaba, y las mulatas del convento, que podían no tener voto, pero que probaban tener voz, se desgañitaban desde la portería, gritando según sus afecciones: «¡Vitór la madre Cuevas!» o «¡Vitór la madre Nieves!».
Todas las maÑanas acudía á la portería del convento de santo Domingo un cardumen de viejas y muchachas devotas en demanda del lego, y en solicitud de un prodigio más ó menos morrocotudo.
Fastidiado el prior de que á la portería de su convento acudieran más faldas que al jubileo, resolvió cortar por lo sano, y llamando una mañana al taumaturgo le dijo: — Hermano Martín, bajo de santa obediencia le prohibo que haga milagros sin pedirme antes permiso.
Llegados al monasterio dejó á éste en la puerta y, pene- li'ando sólo en la portería, ordenó á la portera previniese á la comunidad que, bajo pena de excomunión ipso fado incurren- da prohibía á las monjas asomar las narices fuera de la cel- da, hastíi que él tocara la campana convocando á coro.
Corrí a la portería y encontré a Fidanza pálido, desencajado, repitiendo como en un sueño: "¡Monsieur Jacques ha muerto!" La impresión fue indescriptible; se nos hizo un nudo en la garganta y nos miramos unos a otros con los rostros blancos, lívidos, como en el momento de una desventura terrible.
¡Hay que acabar con esto! Y sin dejarle replicar se salió del cuchitril de la portería. Al cruzar con la portera le dijo: –Ahí queda su sobrino, señora Marta, y dígale que se resuelva de una vez.
La portería, que da sobre el atrio de San Ignacio, requería, o elementos de corrupción para el portero, o vías de hecho deplorables.
De sus hondos pensamientos y de su inquietud continua, sacole la voz del niño que pan y agua le pedía: pues en cuanto oyó su acento y vio su aflicción, se inclina, tierno le toma en los brazos, lo consuela, lo acaricia, y diligente se acerca a la abierta portería, a demandar el socorro que aquel ángel necesita.