Opinión
Sumar: última llamada


Por Sato Díaz
Coordinador de Política.
El tren está a punto de arrancar en uno de esos viajes que se sabe cuándo y dónde comienzan, pero no cuándo y dónde finalizan. Lo que está claro es que el camino será duro, como el hierro (ferro-carril). "Ha pasado la guerra", atina a decir don Genaro al final de la obra teatral Nápoles Millonaria (1950) de Eduardo de Filippo. Este bondadoso personaje y su familia ven cómo la II Guerra Mundial irrumpe de manera precipitada en su hogar, una casa que siempre tenía las puertas abiertas, porque en Nápoles las calles, las gentes, los rumores y los mercados invaden tanto la vía pública como la estancia privada. Cuando Genaro regresa de la batalla, no reconoce a su familia, ni su ciudad, ni su casa, ni a sí mismo.
Está pasando la guerra. Una guerra extraña, global, que se manifiesta con toda su crudeza en algunos puntos del planeta (Gaza, Ucrania...), pero que en un mundo globalizado apela ya a todas las coordenadas. Una chispa puede incendiar el mundo, al menos esa es la sensación. En este contexto geopolítico, las sociedades se transforman a mayor velocidad y sin lógica ni ciencia. Ahora toca rearme y no hay espacio para mucho más. En este momento histórico crítico y acelerado que se construye con la tragedia en el horizonte, los pensamientos tienden a buscar lugares comunes, a aglutinarse entorno a referentes compartidos, a veces simplones, para refugiarse. El tren está a punto de partir y por la megafonía de la estación suena: "Atención, atención. Última llamada para Sumar. ¡Sumar, última llamada!".
Este fin de semana, entre Rivas y Madrid, Movimiento Sumar celebra su asamblea. Una asamblea que se ha alargado en el tiempo por múltiples desdichas y desaciertos y se eterniza. Este domingo, Lara Hernández se subirá al escenario por primera vez como líder de este partido, el cual tiene voluntad de ser pegamento entre las izquierdas que deambulan al oeste del PSOE. El economista vinculado a CCOO Carlos Martín Urriza será el número dos de la formación y Yolanda Díaz ocupará el tercer puesto. Hernández y Martín Urriza compartirán la coordinación de la organización.
El partidiño tiene muchos retos por delante. Uno muy importante está en el plano institucional. Es extraño este arranque orgánico de Movimiento Sumar, pues lo hace desde dentro del Gobierno. Es decir, su desarrollo y consolidación se hará participando del Consejo de Ministros, se construye desde el poder político y no desde fuera y con el objetivo de llegar a él. Sus dirigentes asumen directamente una vicepresidencia y dos ministerios, el de Trabajo de Díaz y el de Cultura de Ernest Urtasun. Además, han de coordinarse con el trabajo de otras tres carteras de la coalición Sumar: Sanidad, dirigida por Mónica García de Más Madrid; Infancia y Juventud, por Sira Rego de IU; y Derechos Sociales, Agenda 2030 y Consumo, de Pablo Bustinduy. También el trabajo conjunto se extiende hasta el grupo parlamentario plurinacional, imprescindible para la supervivencia del Ejecutivo de Pedro Sánchez y Díaz.
Otro gran reto de Movimiento Sumar está en el plano organizativo. Sumar nació con la voluntad de volver a reunir a una izquierda alternativa que estaba hecha trizas por las guerras internas de Unidas Podemos y lo consiguió de cara a las generales del 23J. Cuando parecía que iba a gobernar Alberto Núñez Feijóo en armonía con Santiago Abascal, la campaña dio un vuelco y surgió una nueva mayoría que daría otra investidura a Sánchez. Sin embargo, desde entonces el espacio de la izquierda alternativa ha destacado por su falta de cohesión en muchas ocasiones y decisiones. La ruptura Sumar-Podemos en diciembre de 2023 generó una brecha en las izquierdas que está lejos de cicatrizar.
Movimiento Sumar afronta un nuevo periodo, tras su asamblea de este fin de semana, en el que tendrá que actuar como parte y no como el todo de la izquierda. El partido de Díaz es una pieza más del motor, pero no el motor que aglutina a todas las piezas. Tendrá su hueco en la mesa, como las demás. Otra decisión importante será el papel que jugará la vicepresidenta segunda del Gobierno en el espacio político. Díaz ha liderado el espacio desde que en mayo de 2021 Pablo Iglesias abandonara la política institucional y la señalara como el referente de la izquierda. Sin embargo, la gallega ya dio un paso al lado y dimitió de sus cargos orgánicos del partido en junio del 2023. ¿Será Díaz la candidata a presidenta del Gobierno en los próximos comicios generales? Esta decisión, que depende en gran parte de ella misma, pero que tiene que ser refrendada por todas las partes, puede ser crucial para la conformación de la(s) futura(s) candidatura(s).
Y sin embargo, el mayor desafío al que se enfrenta esta formación está en el flanco ideológico. El momento actual es de clara transformación y el discurso belicista necesita una alternativa clara que le discuta, que reflexione. Ante una ofensiva brutal simbólica y propagandística favorable al armamentismo, se solicita claridad, estrategia, proyecto propio y fortaleza moral. La asamblea de Sumar celebra este sábado por la tarde seis debates, en el título de ninguno de ellos aparece la palabra 'guerra', pero tampoco la palabra 'paz'. Encontrar una postura coherente sobre la cuestión más importante que nos atañe mientras se está en el Gobierno es algo complejo, pero también necesario para aclarar qué defiende el partido en un debate que se prevé duradero y que la coyuntura va a ir modulando y moldeando cada poco tiempo.
El tiempo se echa encima. Y por la megafonía de la estación se vuelve a escuchar una última llamada para Sumar. Ya ha llovido desde que Díaz anunciara en el Matadero de Madrid que arrancaba un proceso de escucha a la ciudadanía, que recorrería todo el Estado para crear un proyecto de país, era el 8 de julio de 2022 y hacía cerca de 40 grados en la capital. Hace casi dos años que Díaz confirmaba su candidatura a presidenta del Gobierno en el polideportivo de Magariños de Madrid. A aquel evento asistió casi todo el mundo de la izquierda (menos Podemos) y tuvo un gran impacto mediático. La popularidad de la gallega estaba por las nubes y el momento se vivía con una gran esperanza en casi la totalidad de la izquierda. Poco después, tras unos resultados autonómicos muy favorable para las derechas, Sánchez convocaba un adelanto electoral que pilló con el pie cambiado a todo el país. La unidad de la izquierda en la papeleta de Sumar y una gran campaña del candidato socialista dieron la vuelta a todas las encuestas el 23 de julio del 23. Volvería a haber un gobierno de izquierdas que tomaría posesión en noviembre del 2023.
Sin embargo, el constante azote de Podemos y polémicas como, sobre todo, el 'caso Errejón' han menguado las expectativas electorales de Sumar. Otro problema que se ha puesto de relieve esta legislatura ha sido que los distintos actores políticos de esta coalición electoral han manifestado quejas por falta de democracia interna en el espacio político y el grupo parlamentario. Cierto es que estas críticas se han ido apaciguando con la llegada a la portavocía parlamentaria de Verónica Martínez Barbero a finales del año 2024. Por otro lado, la dilatación en el tiempo de todos los procesos de configuración de este sujeto político (desde el principio) han laminado buena parte de sus fortalezas iniciales. Y las disputas a la hora de configurar candidaturas en 2024 en elecciones autonómicas (Galicia, Euskadi...) o en las europeas, así como los malos resultados en las mismas han multiplicado el malestar en las filas.
Si la coyuntura internacional no precipita las cosas y la exigua mayoría parlamentaria que sostiene al Gobierno no se rompe en mil pedazos, la legislatura entrará en las próximas semanas en su ecuador. El año que viene habrá elecciones en Andalucía, la región con más población del Estado y arrancará un nuevo ciclo electoral. Saber qué es Movimiento Sumar y qué rol aspira a jugar en lo organizativo, definir puntos de encuentro entre las izquierdas sobre el momento bélico e ir despejando incógnitas sobre candidaturas, alianzas y liderazgos puede ayudar a conformar un bloque político que debería aspirar a ser histórico, con complicidades con otras izquierdas del mundo, ante el avance de la violencia y el autoritarismo. El tiempo apremia. Última llamada para Sumar en la estación. Ya suena la bocina del tren.
"La guerra no ha terminado", se empeña Don Genaro en repetir cuando el acuerdo de paz ya se ha sellado tras la victoria aliada. El protagonista de la obra de Eduardo de Filippo se refiere, así, a que toda la oscuridad consecuencia del conflicto bélico tardará mucho tiempo en desaparecer. Ante momentos negros, la política tiene que aspirar a ser un foco de luz.
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