Terebinthus fue a Palestina y Judea donde conoció a los apóstoles («siendo reconocido y condenado», Isaías), y por último se trasladó a Babilonia, donde transmitió sus enseñanzas a Mani, creando lo que sería un budismo sincrético persa, el maniqueísmo. Uno de los grandes pensadores y santos de la Iglesia Occidental, Agustín de Hipona fue en un principio maniqueísta.
Más que celebrar acríticamente, la Comisión pretende impulsar interpretaciones plurales instaladas fuera de toda pretensión maniqueísta y dogmática y, a través de ellas, detectar pistas y proponer rumbos orientados a un futuro mejor para el país.
Posteriormente han evitado una postura tan manifiestamente maniqueísta, pero aun así recomiendan a los personajes jugadores que no escojan alineamientos malvados («legal malvado», «neutral malvado» y «caótico malvado»).
Con todo, la exposición permanente del museo presentaba una visión un tanto maniqueísta y organizada en torno a seis rígidas secciones temáticas: Familia judía, Comunidades judías, La fe judía, Cultura, Entre las naciones, y Retorno a Sion; a éstas se agregaba una sección especial, Rollos de Fuego, dedicada al martirologio judío de todos los tiempos, presidido por una escultura denominada la Columna de la Memoria.
Se estima que su fecha de ejecución se encuentra entre los años 1430 y 1455. La pintura es una alegoría teológica y responde a un punto de vista medieval, eclesiástico y maniqueísta.
Agustín, primero maniqueísta y luego, convertido al catolicismo, criticará al maniqueísmo y mantendrá que el matrimonio es un bien que reprime la conscupiscencia, la canaliza, encauza la generación, preserva de los adulterios y excluye el concubinato.
Para unos una obra en la que «el autor ha conseguido que personajes arquetípicos adquieran una profundidad humana» y para otros una obra «maniqueísta» en la que «los hombres malos son muy malos y muy tontos, las mujeres buenas son muy buenas y muy listas».
El catarismo es frecuentemente clasificado como una religión de carácter gnóstico y maniqueísta, especialmente inspirada en el movimiento de los bogomilos que surgieron en el siglo X en los Balcanes y con influencias litúrgicas del cristianismo primitivo.
Ya convertido, Agustín de Hipona, todavía preocupado por el problema del mal innato y precisamente por su parecido con el pecado original, fue acusado por los pelagianos de ser maniqueísta.