I Aún persiste el viejo espíritu militante ordenancista, sólo que hoy es la vida de nuestro pueblo vida de guerrero en cuartel ó la de Don Quijote retirado con el ama y la sobrina y con la vieja biblioteca tapiada por encantamiento del sabio Frestón.
Había en el batallón que mandaba el coronel don Francisco García del Barco, acantonado en Ayacucho, un teniente don Faustino Flores, el que servía en la primera compañía, de la cual era capitán don Juan Lizárraga, gallardísimo mancebo, muy entendido en letras y números, gran táctico y
ordenancista, valiente como un león en el campo de batalla, y asaz querido y mimado por sus compañeros de armas.
Ricardo Palma
desde una óptica gubernamentalista y ordenancista, vea una salida en la sustitución de la elección a personas para Comités, por la elección a sindicatos para Comités.
Conquistar para el alma la ley sometiéndose á la disciplina ordenancista de la externa y escrita, á la que nunca perdieron de vista ni proclamaron inútil; hacer de la lex gracia cumpliéndola; fe con obras, obedecer y cumplir.
Al día siguiente comparecí ante el director de la ilustre escuela. Era un brigadier medio ciego, muy ordenancista y de muy malas pulgas.
Es autor de numerosas obras literarias (canciones, cuentos, teatro entre otros, poesía, novela), y fue un prolífico articulista, conferenciante y exigente ordenancista, autor de reglamentos, normas e instrucciones para los exploradores de Madrid.
A la vez que también aparecen en el relato 92 personajes que pueden llegar a tener su correspondencia con 92 arquetipos; el rey, la reina, el príncipe y la princesa; el político, el dictador, el héroe, el embajador y el revolucionario; el general y el soldado común; el ordenancista y el oficinista...
Con la admiración y estima á la voluntad desnuda y á los actos de energía anárquica, perpetúase el férreo peso de la ley social externa, del bien parecer y de las mentiras convencionales, á que se doblegan, por mucho que so encabriten, los individuos que sin aquélla sienten falta de tierra en que asentar el pie. Nada, en este respecto, tan estúpido como la disciplina ordenancista de los partidos políticos.
¡Gran Celestina la metafísica! Era aquí la castiza monarquía cenobítica y austera, ordenancista, reflejo de la familia castellana.