Revolvió la señá Cipriana en un estante, y cuando se volvió presentando la mercancía, un montón de guantes limpios con bencina, unos desaparejados, otros desgarrados, que solían comprarle los cocheros de punto para limpiar los metales de sus coches, vio que el
mascarón se había quitado el antifaz, y era de recia contextura, guapo mozo, «un tipazo», como se dice.
Emilia Pardo Bazán
¡Si algún día cae bajo mi poder...!» A su vez, el miliciano, viendo acaso que la señora de Boina no se asomaba ya, y encontrándose por las noches al marido, muy embozado, que rondaba su propia casa, velando por su dignidad, como él decía, se echaba esta cuenta: -Servilón de Satanás, cuando vuelva la de apalear a los de tu casta, del primer garrotazo... te despachurro esas narices de
mascarón de proa, y quedas bonito.
Emilia Pardo Bazán
Y allá se quedó la señá Cipriana, rígida con las pupilas reflejando el espanto de que el
mascarón, en quien creyó ver el Amor, era la Muerte.
Emilia Pardo Bazán
Vive Dios, amigo, que habla más que un relator y que le huele el aliento a rasuras desde una legua: todos los dientes de arriba son postizos, y tengo para mí que los cabellos son cabellera; y, para adobar y suplir estas faltas, después que me descubrió su mal pensamiento, ha dado en afeitarse con albayalde, y así se jalbega el rostro, que no parece sino
mascarón de yeso puro.
Miguel de Cervantes Saavedra
Pero la adormecían los ojos del cliente, enviándole su fluido, y, semirrendida, consintió en el mariposeo de unos labios sobre su mejilla sofocada... El
mascarón, entonces, no respetando la valla, alzando la tabla que cerraba el mostrador, penetró en la tienda.
Emilia Pardo Bazán
Es tal vez encontrar un fantástico chivo emisario, las Fuerzas Armadas Argentinas, que permítanme decirlo, más allá de las responsabilidades que les han cabido, siempre han sido utilizadas como mascarón de proa en la historia reciente, para interrumpir procesos democráticos.
Él la había cogido por la cintura, arrastrándola hacia el dormitorio, débilmente iluminado por una bombilla de a cinco, las favoritas de la económica prendera. El
mascarón empujaba violentamente hacia la gran cama dorada de matrimonio que ocupaba casi todo el aposento.
Emilia Pardo Bazán
Se fijaba exteriormente al canto de la roda, al que se fijaba mediante unos tablones horizontales llamados «curvas bandas»; en su parte alta se colocaba el mascarón.
A las 9:48, a una distancia de 200 metros, el Cochrane abre fuegos con sus cañones de proa y centro de estribor. Uno de estos disparos impactó en el castillo de proa del Huáscar arrojando el mascarón de proa al mar.
Su vista está atenta a la supuesta proa de la nave y en la parte inferior del mascarón parece salir un chorro de llamas que corresponde a la propulsión de un cohete.
En su cara principal se representa al gobernante como un hombre joven y axis mundi, con la postura de un recién nacido que parece emerger de las fauces del Sak B'aak Naah Chapaat o Primer Ciempiés de los Huesos Blancos quien tiene su mandíbula descarnada y en la parte superior del mascarón un recipiente utilizado en los sacrificios de sangre.
Reconocidos talladores de madera iquiteños incluyen a Roger Alván, conocido por crear el mascarón de proa del Molly-Aida en la película Fitzcarraldo de Werner Herzog; Agustín Rivas usando las lianas secas para formar intuitivas texturas sugeridas por la propia de la naturaleza; Aunque que la ciudad carecía en mucho tiempo museos y galerías, la producción artística se mantuvo presente y prolífica en diferentes formas, como paredes, cementos, carteles, «incluso placas de motocarro».