“La voluntad del gobierno de Oscar Berger de frenar el cultivo de amapola y de mariguana en las montañas de San Marcos y no puede ponerse en duda”, dice hoy el editorial de El Periódico, al lamentar que la guerra contra las drogas es una lucha dispareja.
Sí. Es cierto que hay mucha delincuencia y mucha corrupción alrededor del tráfico de estupefacientes. Sí. Es cierto que esa corrupción ha alcanzado niveles y profundidades insospechadas entre los guatemaltecos. Sí. Es cierto que es posible que pronto tengamos más alcaldes y diputados vinculados con el narco, que nunca antes en la historia de la democracia chapina. Pero la solución para esos males, ¿está en la Guerra contra las drogas?
Si le interesa ese tema le recomiendo EEUU no está ganando la guerra contra las drogas en Sudamérica, de Ted Galen Carpenter; vicepresidente de Estudios de Defensa y Política Exterior del Cato Institute, y autor de Bad Neighbor Policy: Washington’s Futile War on Drugs in Latin America. También es altamente recomendable La tragedia de la drogadicción, por Alberto Benegas Lynch (h)