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t=() Costumbres | Luis Figueroa CARPE DIEM

costumbres


5
oct 14

“Tesoros, recetas con historia”, presentó la chef Euda Morales

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Tesoros, recetas con historia, se llama el libro de Euda Morales, en el que la chef extraordinaire comparte una selección de comidas chapinas no sólo como recetas -o hechos alimentarios- sino como historias, como expresiones culturales y de tradición.

Ya estaba bien que Euda nos compartiera sus investigaciones culinarias en forma de un recetario amistoso; pero en Tesoros hizo algo más.  Nos lleva de la mano hacia la intimidad de la cocina y de la mesa.   Hacia la intimidad del fuego, de las ollas de barro y las paletas de madera.  A la intimidad que se comparte no sólo con la familia y los amigos, sino con cientos de años de sabiduría adquirida a fuerza de picar, tostar, moler y colar.  Todo tan lleno de significados, de búsqueda de la excelencia y de orgullo.  La cocina…pero más aún, la cocina con amor, no puede ser menos.  Y Euda pudo capturar aquello en su recetario de tesoros.

La presentación del libro estuvo acompañada por las palabras de Euda, que nos llevaron a las quesadillas de Zacapa; las de Anibal Chajón, que nos recordaron que en la tradición chapina hay alimentos fríos y alimentos calientes, independientemente si se sirven fríos, o calientes.  También estuvo acompañada por las palabras de Olga de Chajón, intérprete fiel y orgullosa de la comida tradicional en San Juan Sacatepéquez; así como de la editora Ligia García y dos alumnos de Euda.

Y…no podría ser algo menos…la presentación de Tesoros fue coronada por una degustación de platillos a cargo de las manos expertas, generosas y casi mágicas que interpretan siglos de sabores, aromas y texturas. De Olga de Chajón probamos sus magníficos pinol, rellenitos de plátano y chiles rellenos.  Señoras de Quiché y Totonicapan prepararon pollo al quichón, panes con pollo, tamalitos de siete camisas y un caldo de res con una hierba que no identifiqué.  Todos ellos preparados como debe ser…con las raíces profundas.  Con gracia y orgullo.   Como un homenaje a la vida y a todo lo que es bueno.

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17
ago 14

¿Por qué voy a la feria?

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¡Hay mucha comida…y hay de todo!, dijo un niñito en una banca que compartimos-con sus ojos bien abiertos y con esa expresión que  tienen los niños cuando están maravillados-.  El se estaba comiendo su tostada con guacamol, y yo estaba comiendo mis tacos con salsa y mi atol de elote.

Voy a la feria porque me trae recuerdos, porque me gusta comer tacos, atol, churros y otras delicias. Voy porque…¿a dónde va Vicente? A donde va la gente.  Voy porque -a pesar del sol y de que corro el riesgo de engentarme- me encantan los colores y los sabores de la feria.  Pero cuando oigo comentarios como el del niño de la tostada descubro la mejor parte de ir a la feria.  La mejor parte de ir a la feria es ver cómo se la gozan los niños y los que tienen corazón de niño.  ¡Ha de ser alegre no sólo ir a la feria, sino ir con disfraz del Hombre araña, o de quién se yo!

Yo voy con amigos queridos, nunca dejan de maravillarme los colores y los sabores, me gusta ganarme cosas divertidas en el tiro al blanco y llevo mi disfraz de Batman imaginario.   Y me alegro de que el niño de la tostada con Guacamol haya regresado a su casa con ganas de volver a la feria.  Maravillado con todo lo que vio.


15
ago 14

Cada quién habla de la feria…

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Hay un montón de cosas que se me vienen a la mente cuando es temporada de la feria de Jocotenango, en la ciudad de Guatemala.  Se me vienen los dichos que dicen Cada quién habla de la feria, según le fue en ella; y Llevaste a la feria el pollino, y se te murió en el camino.  Cuando era niño, este último me daba tristeza.  Me daba tristeza por el burro y me daba tristeza por el dueño.

Cuando voy a la feria, voy a comer.  Voy a por churros y por atol de elote; a por tacos, también.  Voy a por canillitas y por bolitas de leche, cocadas y conserva de coco, mazapanes, encanelados, colochos de guayaba, nuégados y bolitas de tamarindo.  Voy por tartaritas de leche y de almendras.  No soy fan de las garnachas; pero si la mara insiste me las como con mediano entusiasmo.

Hace añales que no me subo a un juego mecánico de feria y es que la última vez, en la de Sumpango, me subí a la rueda de Chicago y me maree demasiado. ¡Puña!, creo que nunca había estado tan mareado en mi vida…o tal vez si, luego de una célebre Margarita´s nite en mi casa.

¿Sábes? Cuando digo rueda de Chicago no puedo sino recordar un anuncio de radio en el que se le preguntaba a la gente: “¿Está, usted de acuerdo con que para la Feria de Agosto haya una rueda de Chicago, o cree que Guatemala debería tener su propia rueda?” Y la gente, encendida en patrio ardimiento, respondía que Guatemala debería tener su propia rueda.  En esa misma serie de anuncios, se le preguntaba a la gente si estaba de acuerdo, o no, con la tala inmoderada del árbol genealógico, y la gente condenaba dicha práctica.

Cuando voy a la feria me gusta comprar rosarios de tuzas, aunque ya casi ni traigan azúcar adentro; me encanta comprar ronrones porque me divierte su sonido y porque me gustan sus colores variados y brillantes.  Un día de estos me gustaría comprar una de esas guitarritas que venden en la feria y un tambor. Me gustan el tiro al blanco y la lotería; y que un pajarito saque un papelito con mi suerte….y claro, la experiencia mejora si uno se gana un premio.

Este año no he podido ir a la feria; pero en un descuido me escapo.

Columna publicada en El periódico.


18
may 14

Las reflexiones que haces en Facebook…

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Acabo de leer, en Facebook, un consejo que dice: Las reflexiones que haces en Facebook, aplícalas a tu puta vida.  Y casi inmediatamente me encontré con el meme que ilustra esta entrada: Zen Things.  Entonces se me abrieron dos caminos: a) A pesar de que el meme tiene buenas   ideas, me inhibo de compartirlo con los lectores de Carpe Diem para que no se diga que las reflexiones que hago en Carpe Diem no las aplico en mi vida; y b) no me inhibo porque me encantaron los consejos, son buenos independientemente si los aplico en mi vida, o no.

Igual, para las festividades del Año Nuevo me gusta compartir los consejos de Benjamín Franklin para el inicio del año, que en mucho coinciden con los del meme en cuestión; de modo que opto por el segundo camino.

Con el 5, 9 y 10 tengo poca dificultad; en tanto que los otros presentan retos más complejos.   Se los dejo porque me gustaron…y si no son zen, ¿qué importa? Igual son buenos consejos.


14
abr 14

La voz de “La Chepona”

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La Chepona es el nombre que la gente le dio a la campana principal de la Catedral de la ciudad de Guatemala, que es la campana más grande del país.   Las campanas tienen nombres y Chepa es el femenino de Chepe, y Chepe es la contracción de José.  Mi tía abuela La Mamita y mi abuelita Juanita me contaron eso.

La Chepona suena grave y  llama la atención particularmente cuando dobla con solemnidad.  En el audio, La Chepona se escucha entre el bullicio de la gente en la Plaza de la Constitución y al fondo suena la banda de una procesión.

Leí que  fue fundida en 1861,  por Julio Vassaux a pedido del cabildo metropolitano, y  pesa cinco mil libras de bronce. Se dice que se escuchó su tañido cuando se puso en vigencia la Constitución de Cádiz, de 1812 conocida popularmente como  La Pepa.  Pepe, como Chepe es contracción  José.   Esto me parece raro porque La Pepa no estaba vigente en 1861.  Lo estuvo durante 2 años en tiempos de Fernando VII, fue derogada por la invasión napoleónica y durante el reinado de José Bonaparte o Pepe botella (otro Pepe involucrado)  y volvió a estar vigente durante el Trienio liberal que concluyó en 1837.  Por cierto que, durante aquella invasión, los españoles gritaban ¡Viva La Pepa! para vitorear la Constitución de 1812 y repudiar a los franceses.

La foto es de una alfombra de aserrín,  tradicional guatemalteca,  para las procesiones propias de esta temporada.


13
abr 14

¡Bomba!

Imagen de previsualización de YouTube

Esta bomba la pusieron como a 30 metros de donde yo estaba.  Las bombas tradicionales, de las procesiones festivas guatemaltecas, suelen ser abundantes y muy ruidosas.  Aunque uno sepa que van a estallar, uno no puede sino pegar un brinco cuando suenan.

¡Pum!, estallo esta y me tembló el teléfono.  Lo raro es que esta y las otras que estaban quemando hoy en la mañana sólo estallaban en el tubo y no estallaban en las alturas como suele ser.


11
abr 14

La temporada más chapina

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Cuando me preguntan, a los visitantes extranjeros les digo que esta es la mejor y la peor temporada para visitar Guatemala.  Es la peor por las muchedumbres y porque la calidad de los servicios es desbordada por las multitudes; pero es la mejor porque Chapinlandia se luce con sus colores, sabores, aromas, sonidos y texturas.

Muchos chapines se entregan al misticismo en esta temporada; pero casi nadie escapa al ambiente veraniego. La playa y las montañas llaman.  Llaman los shorts y las sandalias.  Y si te dan ganas de atender al llamado a la meditación, te recomiendo: ¿Cómo obtuve las ideas que tengo? ¿Para qué sirven? ¿Las sostengo, o sólo digo sostenerlas? ¿Creo que la realidad existe, o que es una ilusión? ¿Tengo derecho a exigir que otros se sacrifiquen por mí y tienen los otros el derecho a exigir que me sacrifique por ellos?

¡Momento!…tampoco es que tengas que andar tan solemne.  ¿Qué tal unos molletes? ¿Qué tal un refresco bien helado de jocotes marañones, o de tiste, o de pepita?  ¿Te animas a probar el chinchivir (cuyo nombre viene de ginger beer?  Para mí esta temporada sabe a pan de yemas de la Costa sur, remojado en miel de garbanzos de aquella región.  Sabe al dulce de garbanzos con miel cristalina que hacían mi tía abuela La Mamita y hace mi tío Rony.  El mismo que hacemos en casa y que ya me está sacando surpiros.

Esta temporada me sabe a empanadas de leche y a añoranza por las empanadas de hierbas y las de salmón que ya no se consiguen. Me sabe a uno de mis platos favoritos en todo el universo-mundo: el bacalao a la vizcaína acompañado por arroz blanco, pan francés de horno de leña y un buen Carmenere.  Así, con su salsa de color rojo intenso y profundo gracias a una combinación generosa de buenos tomates y buen aceite de oliva.

La temporada me sumerge en una riqueza inmensa y cándida de costumbres y tradiciones.  Me da algo de añoranza por vacaciones y recuerdos en compañía de mi familia y amigos.  Me induce a caminar por calles animadas, de noche y en compañía de  personas a las que amo y con las que comparto valores.  Hoy comienza la parte más intensa de la temporada más chapina.

Columna publicada en El periódicola foto es un fragmento de una alfombra de aserrín.


7
dic 13

¡A quemar al Diablo!

131205_diablos_luis_figueroaLos diablos -cachudos, barbados, rojos y con sus números 7- está por todas las calles de la ciudad de Guatemala a la espera de arder hoy en la noche.  Y con los diablos arderá El Diablo; aunque a El Diablo esas cosas le dan risa..

Es tradición chapina que el 7 de diciembre a las 6 de la tarde las familias se reunan para encender un fogarón en el cual se supone que arde Satanás.  Es un rito purificador en el cual se supone que se entragan a las llamas nuestros diablos personales.  ¿Cúal es tu diablo para quemar el 7?, me preguntaron en el programa de radio Así es la vida.  Y yo respondí que mi diablo es la impaciencia; pero igual hubiera podido responder otras cosas como la maña de procrastinar.

Con los fogarones se queman cohetes y a su alrededor también acuden los amigos. Es tradición chapina que en esta fecha se coman buñuelos con miel de anís; y que se beba un ponche de frutas (con piquete, mejor).

Con esta fiesta comienzan los festejos chapines del fin de año, conocidos popularmente como La vuelta Concepción Reyes en alusión al santoral.


1
nov 13

Helado de camotes

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¡Ay caray!, como si el fiambre no fuera suficiente delicia para la celebración de este día en casa preparan un magnífico helado de camotes aderezado con mermelada de mandarinas.

El color cremoso y amarillo intenso de los camotes combina maravillosamente con el dorado y anaranjado de las mandarinas; escogidas una por una de modo que sus cáscaras sean impecables y aromáticas como uno no puede imaginarse.

Los sabores y los aromas se combinan graciosa y generosamente para producir una experiencia intensa y algo lujuriosa.  Este helado es perfecto para amarrar un almuerzón de fiambre porque a la tradición de aquel plato propio de este día se le añade la innovación audaz a partir de otro plato tradicional como lo es el dulce de camotes, o ate de camotes.


1
nov 13

¡A comer fiambre, pues!

¡Qué dicha y qué alegría es ser parte de esta celebración del fiambre, en esta tierra costumbrera, como decía José Milla.

El que hacemos en casa es la receta de mi madre que, a su vez, es la receta de  mi abuela y de mi bisabuela paternas. No hay una sola receta de fiambre, porque cada familia tiene la suya; y aunque dos, o tres recetas vengan de una misma, todas serán distintas, porque cada quien le pone su sazón y cada quien le quita, o le pone ingredientes a su gusto. En mi familia –por ejemplo– aunque los fiambres de mi abuelita Frances y el de mi tía Baby venían del de mi bisabuela Adela, el primero tiraba a dulzón y el segundo, a ácido. A mí me gusta ligeramente endulzado con miel de abejas por el toque de madera que da la miel.

Hay cuatro tipos básicos de fiambre: verde, blanco, rojo y rosado; y el que hacemos en casa es de este último tipo. Lo importante, sin embargo, es que no importa qué receta se haga, el fiambre sea armonioso y balanceado. Demasiados, o muy pocos de algunos ingredientes pueden estropear la elegancia sutil de este plato.

El fiambre es, por mucho, el plato más extraordinario y magnífico de la cocina chapina. El plato tiene sus detractores que yo pongo en dos cajones: el de los melindrosos, del cual no vale la pena ocuparse; y el de los que han tenido una mala experiencia con él, principalmente porque han probado alguno que, en vez de ser una combinación armoniosa y balanceada, ha sido una mezcla pretenciosa, o sin equilibrio, ni sentido común.

Este es un plato que se come en familia y compartido. En la ciudad es algo difícil notarlo, pero en los pueblos es muy evidente. A lo largo de la mañana del día 1 de noviembre, platos van y platos vienen de una casa a otra. O bien, a la casa donde se hace el fiambre, llegan familiares y amigos a comer. Los invitados –y los invitados de los invitados– suelen llevar algo de su propio fiambre, o bien, a veces llevan otra cosa, como dulces de ayote, o de jocotes, conocidos como cabeceras. O panes de muerto. En casa el postre tradicional es helado de camote con mermelada de mandarinas. ¡Hágase, pues, la fiesta!

Columna publicada en El periódico.


2
ago 13

Se muere el palo volador

La presentación de la danza precolombina del palo volador está en riesgo debido a la escasez de pinos de más de 50 metros de altura en bosques comunitarios. Este hecho, culturalmente triste, expone una realidad que hay que reconocer: El sistema colectivista de protección de bosques no está funcionando y la clave está en la palabra comunitario. Lo que es de todos, no es de nadie; y por eso es que la gente derriba los árboles que son de todos para hacerlos leña.

Entre la tragedia de los comunes y la pobreza (que hace que la gente tenga que usar leña), las malas políticas económicas están acabando no solo con los árboles, sino con la riqueza cultural de la gente.

¿Sabes? Nunca he visto un palo volador de verdad; y por compromisos de trabajo no lo vi este año. Una vez vi uno de metal en el D.F. en México; pero no es lo mismo. En los años setenta fue puesto un palo volador allá por donde está la estatua de Tecún Uman al lado del zoológico La Aurora. Se lo usó y ahí estuvo por años. Lo veía todos los días porque por ahí pasaba el bus de mi colegio y siempre me llamaba la atención. Me impresionaba lo alto que era y me imaginaba a los voladores bajando de él, porque mi padre me había explicado para qué servía.

En Cubulco, este año usaron el palo de 2012 luego de inspeccionar que la humedad no hubiera dañado la base; y afortunadamente no se supo que hubiera accidente alguno. Yo espero ver el palo volador el año entrante.

Para proteger la naturaleza y la cultura hace falta sustituir el régimen colectivista que carece de reguladores de las acciones de las personas y el estatista que se basa en la fuerza, por uno compatible con la naturaleza de los seres humanos. Uno que produzca incentivos para el éxito y los beneficios; así como sanciones para el fracaso y los costos innecesarios. Nadie cuida mejor lo tuyo, que tú. H. Lepage explicó que la función social de la propiedad privada ha sido, siempre, la de asegurar el buen uso y la conservación de aquello que se considera como los bienes que en común hemos recibido como humanidad*. ¿Qué tal si probamos algo diferente para no seguir teniendo resultados tristes?

¡Por esta  columna publicada en El periódicogané el Premio Charles L. Stillman 2013!

* Bendfelt J.F.  Economía y medio ambienteCentro de Estudios Económico-Sociales, Guatemala, 1992.


2
ago 13

Casi extinto pito de un afilador, o remendero ambulante

¡Ala gran!, voy a decir que desde la primera mitad de los años 80 que no oía el característico y casi extinto pito de un afilador, o de un remendero ambulante en la ciudad de Guatemala.

Antes las calles de la ciudad eran recorridas por estos personajes que afilaban cuchillos, reparaban zapatos y soldaban ollas.  ¿Quién suelda ollas en estos días?  Se instalaban en las afueras de las casas de quienes requerían de sus servicios y ahí trabajaban hasta cumplir su cometido.

En casa de mis padres recuerdo que afilaban los cuchillos de la cocina; pero los de la mesa mi madre los llevaba a un afilador que tenía su negocio al lado del Mercado Central porque ahí se trabajaba muy fino.  Varias veces algún zapatero ambulante le dió un segundo aíre a algún par de zapatos míos; pero yo ya soy de la época en que no se reparaban las ollas.

¡Que gusto me dió escuchar este pito que yo creía que ya no se oía!


22
jul 13

Se muere el palo volador

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La presentación de la danza precolombina del palo volador está en riesgo debido a la escasez de árboles de más de 50 metros de altura en bosques comunitarios.  Este hecho, culturalmente triste, pone expone una realidad que hay que reconocer: el sistema actual de protección de bosques no está funcionando y la clave está en la palabra comunitario.  Lo que es de todos no es de nadie y por eso es que la gente derriba los árboles que son de todos para convertirlos en ocote.

En el fondo, reconozcámoslo, entre la tragedia de los comunes y la pobreza (que obliga a la gente a usar ocote), las malas políticas económicas están acabando no sólo con los árboles y las aguas (ese tema lo podemos discutir luego), sino con la riqueza cultural las gentes de este país.

Yo nunca he visto un palo volador de verdad; y por compromisos de trabajo no lo veré este año.  ¿Lo veré el año entrante? No se.  Una vez vi uno de metal en el Distrito Federal de México; pero no es lo mismo.  En los años 70 y no recuerdo en qué contexto se puso un palo volador allá por donde está la estatua de Tecún Uman al lado del zoológico La Aurora.  Se lo usó y ahí estuvo por años.   Lo veía todos los días porque por ahí pasaba el bus de mi colegio y siempre me llamaba la atención.  Me impresionaba lo alto que era y me imaginaba a los voladores bajando de él porque mi padre me había explicado para qué servía.  También me llamaba la atención el hecho de que, durante todo el tiempo que estuvo ahí enhiesto, siempre tuvo una lata en su extremo superior.

En fin.  En Cubulco este año usarán el palo de 2012 con la esperanza de que la humedad no haya dañado la base.  Y yo espero que no haya un accidente.  Y espero poder ver el palo volador el año entrante.

El de la foto es el palo volador que vi en el D.F.


1
jul 13

Jabón de coche (que no es de cerdo)


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Aunque el jabón de coche ya no se hace de grasa de cerdo, sino de res, todavía conserva sus color y olor característicos; y la gente asegura que conserva sus propiedades benéficas para la piel y para el cabello.

En casa de mi bisabuela, Mami, había jabón de coche (¡y Dove!, que contraste); y estoy seguro de que -más de una vez- me lavaron la cabeza con una de esas bolas en aquel baño que tenía una tina enorme y que olía de forma tan particularmente limpio.


27
jun 13

Con el ataúd por la calle

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¿A quién le llevarán su cajón?   En algunas poblaciones es costumbre que las personas compren sus ataúdes con anticipación.  La gente no está tranquila si no tiene su cajón en su casa.  ¿Será este el caso, o la entrega del mueble es ex post facto?  Cuando vi esta escena me pregunté aquello y otras cosas.  Por ejemplo, quienes llevan la caja, ¿son familiares del difunto, o sólo prestan el servicio?  ¿Es para un servicio que se necesita en ese momento, o sólo están cambiando de lugar el féretro?

El velorio será algo muy sencillo, o será como se acostumbra en muchas poblaciones:  con panes, chocolate, tamales, café, caldo y la participación de casi todo el pueblo?  Cuando murió la abuela de un amigo, hasta construyeron una galera en el patio de la casa para recibir a los dolientes que llegaban de los alrededores.  Cuando murió el papá de este amigo, venían gentes en buses a presentar sus condolencias.

Yo quiero que mi caja sea muy sencilla; pero quiero que haya tamales.


16
dic 12

Banda durante la fiesta de Guadalupe


Durante la fiesta de Guadalupe se encuentran muchas sorpresas en el Centro Histórico de la ciudad de Guatemala. Este año, una de ellas fue esta banda de jóvenes que amenizaba el paseo.


3
dic 12

Las tortugas y la Navidad chapina

El sábado comenzaron a llegar los vendedores y a montar el pequeño mercado navideño en la plaza, frente a mi casa.  Y al atravesarlo, lo primero que vi fue a este grupo de tortugas, elementos indispensables para una buena orquesta navideña chapina.

Yo tengo la mía, que me compraron La Mamita y mi abuelita Juanita cuando yo tenía unos ocho años.

Con mi pequeña tortuga acompañé docenas y docenas de festejos de fin de año, tanto en la casa de las citadas abuelas, como en la casa de mis padres. Y en la casa de mi abuela Frances, tenía otra tortuga. Y bueno, como yo era el nieto mayor no había quien me disputara el derecho a somatar la caparazón en cuestión. Porque, claro, yo no tocaba la tortuga; sino que la somataba.

Una orquesta navideña guatemalteca necesita de tortugas y de otros instrumentos como chinchines, guacales y jícaras hechas de frutos del morro. Mis chinchines, guacales y jícaras  de niño aún los conservo, y están pintados de negro y tienen diseños en forma de animales, o de plantas. Y el que más me cae en gracia es uno que tengo con cara de animalito.

El color negro de aquellas piezas es como un laqueado singular. Los artesanos chapines lo hacen con hollín y la grasa de un insecto parecido a la cochinilla, al que le dan el nombre de nij. Pero también hay chinchines, guacales y jícaras pintados de colores; y de estos, mis favoritos son los que combinan el rojo y el amarillo.

Ahora bien, estos instrumentos encantadores y primitivos, en manos de niños de entre 3 y 12 años, le dan sonido a una orquesta atronadora que difícilmente puede llevar el ritmo, o si quiera tocar la misma pieza. Y sin embargo, es capaz de evocar recuerdos llenos de alegría y de extraordinarios momentos familiares. Al ritmo de tucutícutu, cada quién hace lo que puede y todos la pasamos contentos.


8
jun 12

Jarabe de morro

El brujo de la Boca del Monte le dio la receta a mi bisabuela, Mami, y ella enviaba el jarabe de morro para curarnos la tos a los niños. De eso me acordé ayer, que amanecí tosiendo, y que no tenía ganas de escribir de bochincheros, de reformas constitucionales, ni de policías secuestradores.

Esta es temporada de hacer jarabe de morro porque es tiempo de flores de izote, uno de los ingredientes indispensables para aquella preparación. Los otros componentes son los morros, claro; cañafístula, guarumo, flores de buganvilia roja, rapadura y brandy.

Todos aquellos ingredientes –menos las flores de izote y la panela– están mencionados en Plantas de uso medicinal en Guatemala, por A. Cáceres; y a todas se les atribuyen propiedades para el tratamiento de afecciones respiratorias. Las flores de izote, por cierto, están descritas en la receta como candelas de flor de izote y son las floraciones antes de reventar. Desafortunadamente, la receta no tiene cantidades.

El brandy se explica porque sirve para conservar el jarabe; y por la siguiente anécdota de mi cuate, Amable: Este era el cura del pueblo, cuyo remedio contra la gripe eran una botella de brandy y un sombrero. El cura ponía el sombrero a los pies de la cama y se metía en ella. Y tomaba brandy hasta que veía dos sombreros. Entonces estaba sanado.

La última vez que hicimos jarabe de morro en la casa fue en 1974; y todavía estaba viva mi nana, Elena. Cuando ya se había enfriado el jarabe y tocaba añadir el brandy, fui a donde mis padres guardaban los licores y elegí. Descarté dos botellas que se veían elegantes y tomé una de cierto licor nacional del cual había oído decir a mi padre que era como coñac.

Cuando les conté a mis padres que había hecho jarabe de morro me preguntaron que qué licor le había echado; y, listo yo, les dije que había tomado un ron nacional para no usar los importados. Y resultó que esa era una botella que la Licorera le había obsequiado a mi padre, en aquellos tiempos en los que el Zacapa no se comercializaba como ahora y era algo muy raro y apreciado. Por supuesto que me cayó mi enjabonada; pero valió la pena porque todavía recuerdo el sabor delicioso de aquel jarabe y sus propiedades curativas contra la tos, solo igualadas por la infusión de orozuz, de mi amiga Lucía.

Esta columna fue publicada en El Periódico.


29
abr 12

Otra fiesta en mi barrio


Los que visitan Carpe Diem con frecuencia saben que mi barrio, La Villa de Guadalupe, vive lleno de fiestas y costumbres populares como corresponde no sólo a un barrio antiguo de la ciudad de Guatemala; sino a uno que era una villa distinta a la ciudad. Con su plaza, su mercado, su iglesia y todo.

Ayer, por ejemplo, se celebró la fiesta de Pedro de Betancur; y lo que a mi me cae en gracia de esta procesión es que -en un callejón cercano a mi casa- el anda sale de espaldas.


14
feb 12

¿Qué se come en qué días?

Ayer, en Twitter, había el siguiente trend: #NoMondayIsCompleteWithout y al verlo me acordé de que, según las tradiciones alimenticias chapinas, hay ciertos días para comer ciertas cosas.

Los lunes, por ejemplo, eran de caldo de mariscos (¿o de caldos en general?).  Los jueves son de paches y los sábados de ceviches, chicharrones, y de tamales.  Los viernes eran de pescado.  ¿Hay comidas específicas para martes, jueves, y domingo?










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