Hoy que leí que más de Q7 millones en antirretrovirus para el tratamiento del VIH/Sida fueron desperdiciados, porque las medicinas se vencieron en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, me dí cuenta de que ¡que hijueputas!
Los Q7 millones no son de mayor importancia; porque al final, el dinero se repone. ¡Lo importante, aquí, es la cantidad de gente que pudo haber recibido esa medicina, y no la recibió! Y me pregunto, ¿qué pipoldermo hizo casa en La Antigua, o en Río Dulce con ese negocio? ¿Cuántas vacaciones a Las Vegas, o a Disney disfrutó una familia con ese negocio? ¿Todavía tiene ganas, usted, de seguir pagando impuestos e IGSS para que sigan ocurriendo estas cosas?
Curioso que soy, me voy al sitio Web del IGSS y me encuentro con su misión: Garantizar servicios de seguridad social a los trabajadores guatemaltecos y sus familias, orientados a elevar su nivel de vida. ¿Todavía se traga, usted, esas cosas? Leo la visión del IGSS, un país con trabajadores sanos, respaldados por servicios de salud y previsión, efectivos y modernos que contribuyan al bienestar integral del trabajador y su familia y sólo me imagino a los políticos y funcionarios lozanos, gozando el negocio que hicieron al amparo del monopolio de la seguridad social.
Veo a enfermos haciendo colas para mendigar medicinas. Veo a enfermos recibiendo un frío No hay. Veo a enfermos engañados por el estado de bienestar. Veo a tributarios engañados. Veo súbditos, y veo ovejas quejándose e incapaces de hacer algo.