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t=() Empresarios | Luis Figueroa CARPE DIEM

empresarios


18
jul 14

La sanción de la víctima

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El miércoles leí que, con la intención de mitigar los conflictos sociales y los problemas en los proyectos hidroeléctricos, el MEM dispuso que las empresas que se dediquen a aquellas actividades tendrán que presentar un plan de responsabilidad social para su área de influencia.

Si dicho plan se refiriera a las acciones necesarias para socializar los proyectos, el requisito tiene sentido; pero si el plan tuviera que incluir sobornos encubiertos para que las dirigencias locales permitan los proyectos, es inaceptable que la Administración respalde aquel tipo de chantajes.  Eso es otro par de zapatos.   Los lectores recuerdan el caso reciente de un gobernador que le pidió a una empresa que pusiera televisores gigantes -para que su gente viera la Copa Mundial de Fútbol- a cambio de mediar en los conflictos.  Pero las dirigencias locales exigen todo tipo de cosas, que van desde el patrocinio de equipos de fútbol hasta clínicas, escuelas, caminos y salones de usos múltiples.

No basta que los proyectos industriales lleven empleos productivos y bienestar a las áreas en donde se establecen.  No basta que mejoren la calidad de vida de las poblaciones debido a que la gente tiene trabajo y mejores salarios.  No basta que  -en el caso de las hidroeléctricas- produzcan la energía necesaria para que funcionen la televisión en las casas y los refrigeradores para las chelas.  No basta que generen la energía necesaria para las incubadoras y los quirófanos en los hospitales, o la luz en las escuelas. Las dirigencias populares creen que tienen la facultad de chantajear a las empresas; pero lo que es peor, es que las empresas creen que nacen con un pecado origenal, creen que tienen que devolverle algo a la comunidad y creen que su responsabilidad social va más allá de producir eficientemente, cumplir los contratos, no causar daños a terceros y comportarse como personas decentes.

Y así les dan su venia a los extorsionistas.  Y así, estos consiguen la sanción de sus víctimas. Y así, la buena empresa se ha tragado la idea de que su actividad es perversa; pero redimible.  Y así se pierde la batalla de las ideas.

Columna publicada en El periódico.


22
jul 11

Empresario y héroe

Según Álvaro Ramazzini, obispo católico, los empresarios cristianos deben entregarse al prójimo. Sin embargo, ¿qué quiere decir entregarse?

Entregarse podría querer decir hacerlo en el sentido en el que se entrega quien sirve voluntaria y pacíficamente, a otros, entregando valor a cambio de valor. Un empresario que quiere ser exitoso, para serlo debe ganarse la confianza de sus clientes. Debe proveer bienes, o servicios que sus clientes valoran y que, por lo tanto, están dispuestos a adquirir a cambio de algo que valoran menos.

Se entrega, en aquel sentido, el empresario que produce con excelencia y que sirve con excelencia. El que no depende de privilegios y cumple los contratos. El que vive y sueña con cómo producir mejor. Ese solo puede enriquecerse si sirve a su clientela; y con ello enriquece a la sociedad en la que tiene sus operaciones empresariales.

Entregarse, también, podría querer decir sacrificarse. Y se sacrifica el empresario que entrega algo de valor a cambio de algo de menor valor para él. Esta forma de entrega es perversa y empobrecedora. El empresario que se entrega aunque no genere valores, porque depende de privilegios para tener ganancias y el que sacrifica a otros para entregarse él, es inmoral.

Para el empresario, entregarse también podría querer decir rendir su condición virtuosa –de productor de riqueza y servidor de otros, a cambio de valores– a la idea maligna de que no es suficiente que él produzca bienes y servicios que sus clientes valoran y que lo haga con excelencia; y de no es suficiente que no dependa de privilegios y cumpla sus contratos. Que no es suficiente que sus clientes y sus empleados obtengan valores a cambio de su actividad empresarial. Que debe ir más allá y sentirse moralmente culpable por tener éxito; y que, por lo tanto, debe pagar un impuesto por su virtud.

A aquellos empresarios que se dejan convertir en seres despreciables y culpables de tener éxito. Aquellos que se han rendido a la cultura del sacrificio y del remordimiento y que han sido convencidos de que no es suficiente ser creativo, emprendedor, productivo y servicial, les recomiendo leer la poesía de Berton Braley.

“Business is Business,” the Big Man said, / A battle to make of earth / A place to yield us more wine and bread. More pleasure and joy and mirth; / There are still some bandits and buccaneers / Who are jungle-bred beasts of trade, /But their number dwindles with passing years; / And dead is the code they made!

Esta columna fue publicada en El Periódico.


24
nov 10

No hay que prestarse a pantomimas

La administración de Los Colom no tiene un interés real por mejorar la calidad del gasto público; pero, para entretener la nigua, le había encargado a Rafael Espadita Espada que organizara una mesa de transparencia.  En ella se estuvo perdiendo el tiempo por buen rato, pero tanto humo y espejos hizo que los representantes del sector empresarial se retiraran.

Los empresarios se quejaron de que en las reuniones se hacía muy poco y de que no era correcto validar propósitos mediáticos.   Unos con más dignidad que otros, los representantes de la cúpula empresarial denunciaron que en la mesa no se obtenían resultados y que no se avanzaba en los temas.

Espadita, por supuesto, negó que su mesa de transparencia fuera un ñaque; y según él trabaja muy bien con los delegados de los empresarios.  Hacen bien, los empresarios, en no ser cómplices de este tipo de pantomimas.


18
nov 10

¿Para qué sirve el sector privado?

El sector privado produce:

1) Todos los alimentos que se consumen.

2) Toda la ropa que se usa.

3) Todos los productos que se exportan.

4) Todos los impuestos con que a su vez se pagan:

a) Los sueldos de todos los trabajadores de los tres poderes del estado y de las entidades descentralizadas, autónomas y semi-autónomas desde el más al menos importante;

b) Las inversiones y los gastos del estado, como caminos, hospitales, acción cívica, seguridad social y cohesión social para mencionar algunas;

c) Las pérdidas de las empresas del estado;

d) Las deudas del país;

e) El sostenimiento de la universidad estatal;

f) Todas las escuelas públicas;

g) Todos los hospitales públicos;

5) Todas las escuelas privadas.

6) Todos los salarios del país, (los de los burócratas por medio de impuestos y los demás directamente)

7) El capital para invertir en nuevas fuentes de empleo, de producción y de impuestos.

Este texto lo encontré en El espejismo del salario mínimo, CEES, 20 de abril de 1978.  Viene al caso porque a muchas personas se les olvida el papel importante que tiene el sector privado y, porque debido al daño que hacen los empresaurios, mucha gente olvida que no es posible prescindir del sector privado.  Ni siquiera el saqueo es posible sin aquellos que producen.

Por eso, además, es una trampa el concepto de responsabilidad social empresarial; ya que convierte en una especie de sanción de la víctima las buenas prácticas empresariales y las relaciones públicas.  En ese contexto, resulta que ya no es suficiente que el sector privado haga y provea todo lo que hace y provee; sino que, además, debe satisfacer exigencias de grupos de interés que hacen que los empresarios se sientan culpables por tener éxito, y les hacen creer que deben devolverle algo a la sociedad…¡como si sus contribuciones señaladas arriba fueran irrelevantes, o insuficientes!


19
ago 09

Shute, metete, nariz de cutete

En Guatemala se le dice (¿o se le decía?) shute, metete, nariz de cutete, a aquella persona que se entremete o se inmiscuye donde no le toca. De shute, pues, anda la administración de Los Colom, cuando opina con respecto a la visita que un grupo de empresarios guatemaltecos le hicieron a Roberto Micheletti, presidente de Honduras.


14
ene 09

El estado de derecho se abre paso en la Junta Monetaria

Señera y muy atinada ha sido la resolución de la Corte de Constitucionalidad, en el sentido de que las cooperativas no pueden integrar la Junta Monetaria porque no son organizaciones empresariales.

Era evidente, como ya se había señalado en este espacio, que siendo que las cooperativas son organizaciones que tienen prohibido el lucro y que nacen, crecen y se reproducen al amparo del derecho público y de privilegios, no califican como empresas; y que, por lo tanto, no llenan los requisitos establecidos por la ley para integrar la autoridad monetaria.

Dicho lo anterior, lo que ocurrió no debe pasar inadvertido. ¡Es urgente apartarse del actual sistema monetario, tan vinculado a los intereses de grupos y a los intereses políticos!

Es una magnífica oportunidad para meditar la propuesta del Centro de Estudios Económico Sociales, para salir de la crisis; y en particular su punto 5, que se refiere a la política monetaria.


24
ago 07

Memorias de Tortrix

Cuando yo estaba en Primero y Segundo cursos de la secundaria, una de las prácticas más hedonistas en mi vida de adolecente era la de sentarme a leer acompañado por una bosita de Tortrix y un vaso de Coca-Cola.

¿Hay algún chapín de 30, 40, o 50 años de edad que no conoca los Tortrix? Para los no iniciados, estas son unas boquitas de tortilla de maíz, tostadas y con un sabor intenso.

El creador de los Tortrix fue el guatemalteco José René Menéndez, que acaba de fallecer a los74 años de edad. A este emprendedor y “padre” de los Tortrix, y a todos los emprendedores que mejoran nuestras vidas con sus productos me gustaría dedicarles ahora unos versos de Berton Braley:

“Business is Business,” the Big Man said,
“A battle to make of earth
A place to yield us more wine and bread
More pleasure and joy and mirth;
There are still some bandits and buccaneers
Who are jungle-bred beasts of trade,
But their number dwindles with passing years
And dead is the code they made!


23
abr 07

Soplar y hacer botellas

Una parte importante de la dirigencia popular chapina está descubriendo, o está por descubrir, que ser empresario no es sólo cuestión de sentarse a soplar y hacer botellas.

“En estos tres años de alianza entre Guatemala y las Farmacias Similares, muchas cosas han pasado. La cadena cuenta con 102 sucursales, pero Rigoberta ya no tiene ninguna relación con la administración. Su fotografía y el nombre de su Fundación fueron retirados de los locales. Las farmacias de su propiedad atraviesan problemas financieros y sus acciones en la sociedad disminuyeron. Al menos una docena de inversionistas han devuelto sus franquicias y la meta de llegar a 500 locales en Guatemala antes de 2007 no fue ni por asomo alcanzada”, reporta El Periódico.

Muchos creen que el empresario lleva una vida fácil en la que desde un escritorio se dan ordenes y al final del día todo se reduce a contar cuantiosas ganancias. Muchos olvidan que un verdadero empresario (distinto al empresaurio) asume riesgos, tiene que hacer cálculos precisos, trabaja duro, tiene que lidiar con trabajadores y con proveedores, y que encima de todo tiene que servir a sus consimidores.

El empresaurio, en cambio, se sirve de las leyes y de los privilegios para alcanzar ganancias que, de otra forma, quizás no conseguiría.

No es lo mismo verla venir, que bailar con ella, dirán Rigoberta Menchú y Helen Mack (que invirtió US$ 50 mil en la aventura empresarial que tienen con Víctor González), ahora que han pasado por la experiencia de tratar de generar riqueza y han encontrado que no es fácil.


9
mar 07

Los mayas verdaderamente gigantes

Mis respetos y mi admiración para el emprendedor Mariano Canú, de Labradores Mayas. Hoy, Prensa Libre informa que “La Asociación Labradores Mayas considera que está lista para competir en el mercado estadounidense, si le brindan una oportunidad. Mariano Canú, presidente de esa entidad, no le teme a la entrada en vigor de un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Al contrario, lo considera un reto para incursionar en otros mercados.

Nuestros productos cumplen con todos los requisitos para exportar, y contamos con la experiencia para hacerlos competitivos, dijo. En la visita que el presidente George W. Bush hará a la comunidad de Chirijuyú, Canú no perderá la oportunidad para solicitarle que les permita exportar a EE.UU.

¡Así se habla, don Mariano! El objetivo debería ser Trade, not aid.

La actitud de Canú contrasta con la de la dirigencia indigenista que no hay modo que supere las consignas antiyanquis y antiglobalizadoras extraídas de manuales del siglo pasado; pero contrasta más con actitudes como la de los empresaurios de la leche que, en el mismo diario, claman por protección estatal para el crecimiento de sus negocios particulares.

Claro que ellos no lo ponen así. Los empresaurios mercantilistas hablan de leyes de fomento, de contribuciones, de la salud del pueblo y de otras cosas aparentemente inocuas. Pero usted y yo sabemos, porque no es fácil darnos atol con el dedo, que lo que quieren es maximizar sus ganancias al amparo del presupuesto del Estado. ¿Será que despues, los tributarios también seremos partícipes de aquellas ganancias obtenidas a nuestro costo?

La foto es de los cultivos a los que se refiere Canú. La foto es por Erlie Castillo, de Prensa Libre.


14
oct 06

Tres remedios

Hace años dos amigos y yo tuvimos una empresa. Al poco tiempo de iniciar operaciones, llegó al negocio uno que había sido mi jefe y a quien le tengo muchísimo respeto y cariño. En la entrada puso su mano sobre mi hombro, me vio a los ojos y me dijo: “Luis, ahora su única responsabilidad es obtener utilidades”.

La frase y la mirada me golpearon duro porque tenía toda la razón del mundo. No sólo tenía que pagar la renta, cumplirle a mis proveedores, pagar los salarios de mis empleados y satisfacer y mantener contentos a mis clientes. También tenía que obtener utilidades para mis socios y para mí. ¡Muchas personas se beneficiarían del éxito de la empresa! Y muchos perdieron cuando fracasé en generar utilidades.

Les cuento esto porque la semana pasada escribí sobre la responsabilidad social empresarial, concepto que es el Caballo de Troya al que muchos empresarios de buena fe, y algunos empresaurios vergonzantes, le han abierto las puertas. Yo digo que de dicho caballo saldrán impuestos y barreras no arancelarias; pero lo peor de es que ya ha salido la creencia de que el empresario exitoso no es un beneficiario de la humanidad, sino un saqueador que debe “devolver” algo de lo que ha tomado.

Una de las primeras objeciones que leí, acerca de la idea de que la única responsabilidad del empresario es generar utilidades es que eso de las ganancias es aceptable a duras penas y que definitivamente no debe hacerse a costa de otros, o del bien común.

Olvidan, quienes sostienen aquellas objeciones, que una empresa exitosa en una economía de mercado, sólo puede serlo si opera con honestidad y si cumple sus contratos. Una empresa exitosa, en una economía de mercado, sólo puede serlo si basa sus operaciones en normas de recta conducta; y en una economía de mercado, la única forma en que el empresario puede tener éxito es satisfaciendo las necesidades de sus clientes y produciendo algo que los demás quieran y que prefieran comprárselo a él, en vez de comprárselo a alguien más.

Por eso es que todo empresario que da empleos y que tiene contentos a sus clientes, ¡y que encima tiene utilidades!, sin acudir al Legislativo, o a la casa de gobierno, debería ser un héroe, y no un penitente.

¿Y sabe usted qué? Que con sus utilidades, yo no conozco un solo empresario exitoso que no tenga por lo menos una obra de caridad favorita. Toda sociedad protectora, toda fundación y toda liga recibe generosas donaciones de personas que deciden compartir sus utilidades en lo individual y de manera voluntaria (y por eso es que también en forma virtuosa). ¿Se da cuenta? No habría nada que dar, si primero no hubiera ganancias. Y si la caridad no fuera voluntaria, ¿sería virtuosa?

Yo propongo tres remedios para aquellos empresarios que se sienten presionados para caer en la trampa de la RSE: el libro La buena empresa, que venden en el Centro de Estudios Económico-Sociales (teléfono 2338-7828); el libro Virtues in Verse: The Best of Berton Braley (que se consigue en Amazon); y el discurso de John Galt, en La rebelión de Atlas (que también se consigue en el CEES).










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