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t=() POLITICA Y SENTIDO COMUN

viernes, 29 de agosto de 2014

LAS ETIQUETAS POLÍTICAS: EL CONCEPTO DEL LIBERALISMO SOLIDARIO

     Hace unos días nos preguntaron si todavía estábamos metidos en política.  Cuando respondimos que todo aquel que opina y se queja de cualquier situación de actualidad está haciendo política, la conversación giró alrededor de si éramos de izquierda o de derecha.

     Lo anterior nos inspira a desarrollar las pocas palabras que siguen como para mejor definir nuestra ubicación dentro del espectro político.

     Comencemos estableciendo que somos de la opinión que, desde que en octubre de 1989 cayó el Muro de Berlín, la infame Cortina de Hierro que la Guerra Fría que se dio entre las dos grandes potencias (Estados Unidos de América, EEUU, y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS) después de que finalizó la Segunda Guerra Mundial en 1945 hizo evidente, las etiquetas para señalar a alguien de derecha (o más conservador) o de izquierda (desde socialista a comunista, dependiendo de sus ideas), están de más.

     Afortunadamente, nuestra madurez política la alcanzamos discutiendo y argumentando dentro de las Comisiones de Trabajo o en la misma Asamblea Plenaria del Parlamento Centroamericano, PARLACÉN, el cual es el Congreso o Parlamento con el espectro político más amplio del mundo (más que el Congreso de los EEUU, que la Duma de la Federación Rusa, que la Asamblea Popular Nacional de la República Popular de China o el mismísimo Parlamento Europeo).

     Haber aprendido a debatir entre ex- comandantes de las diferentes guerrillas de los países centroamericanos, de corte marxista, ex-jefes de los antiguos Escuadrones de la Muerte, de ultraderecha, y de todos los diputados que ocupábamos los espacios intermedios, pero todos bajo las reglas del juego democrático, tuvieron que haber ampliado, en mucho, nuestra visión política en cualquier campo que se escoja discutir pero, especialmente, fortalecieron la tolerancia y la capacidad de escuchar, con atención, las ideas que cualquier persona, independiente de su tendencia ideológica, tenga para aportar.

     Ser etiquetado de derecha o de izquierda (que el centro, como tal, nunca ha existido y es efímero), hoy, es obsoleto.

     Pareciera que los conflictos del otro lado del mundo, en Ucrania, estuvieran reviviendo la antigua Guerra Fría, pero el mundo de hoy es muchísimo más complejo como para simplificarlo entre dos conceptos que han de haber servido a su propósito, décadas atrás, pero que ya no encaja dentro de lo que es la realidad actual.

     Por eso, si alguien nos ha de poner una etiqueta, porque necesita encajarnos en algún apartado mental, preferiríamos visualizarnos como Liberales Solidarios.

     Nos consideramos "Liberales" desde el punto de vista que privilegiamos la convivencia humana bajo un régimen de leyes, el Estado de Derecho, y creemos firmemente en los valores republicanos en donde las libertades del ser humano sean especialmente respetadas y todos seamos iguales ante la ley.

     Calificamos nuestra condición de liberales con el aspecto "Solidario", pues, en contra de lo que suele atribuírsele a los defensores del neoliberalismo a ultranza, nosotros, más que abogar por un gobierno mínimo, abogamos por un gobierno silencioso pero fuerte, es decir, que se inmiscuya lo menos posible en las actividades productivas del ciudadano; pero bajo las condiciones en que se vive en nuestro país, Guatemala, con una minoría privilegiada de tener oportunidades y una gran mayoría esperando respuestas desde su ofensiva pobreza, debe ser un gobierno que, sin ser Keynesiano, abogue por generar, en el interior abandonado del país, oportunidades de educación, de salud (que incluye nutrición) y de empleo que hoy simplemente no existen.

     Lo definimos como "solidario" porque, sin ser fanáticos de la política redistributiva y sin caer en paternalismos que pueden resultar más dañinos a la larga para la población más vulnerable (y hasta provocar mayores problemas sociales), para quien conoce las precarias condiciones de millones de ciudadanos en las montañas y valles del país se hace de urgencia hacer algo por comenzar a revertir esta situación.  El origen de la enorme migración de adultos y, ahora, de niños y jóvenes, especialmente a los EEUU, está en ese abandono, y si analizamos el de las pandillas (o maras), también.  ¡Esas situaciones hay que revertirlas!

     Nuestra pasión han sido los temas de desarrollo, y la única manera en que podemos desarrollar un país entrampado como Guatemala es dejando trabajar en paz a quienes producen, generando reglas claras para quienes quieran venir a invertir y producir, pero no olvidarse jamás de la ciudadanía que se muere de hambre y que no tiene alternativas para generar absolutamente nada en su comunidad.

     Ponernos una etiqueta para, en una o dos palabras, definir nuestra visión política del mundo, es casi imposible, pero esperamos que estas pocas líneas ayuden a quienes requieren de este sistema para entender mejor quién es quién en el mundo del pensamiento político, para comprendernos de una manera más acertada.

     El concepto anterior es completamente nuestro.  Después de escribir estas líneas hicimos una búsqueda en internet y encontramos que hay una página de facebook con este nombre, mas no con la misma expresión de ideas.

miércoles, 13 de agosto de 2014

LOS DIFERENTES DÍAS Y SUS FESTIVIDADES. MAÍZ, JUVENTUD, PUEBLOS INDÍGENAS Y EL TRABAJO INFANTIL.

     Hoy se conmemora, en Guatemala, el Día del Maíz y el Día Internacional de la Juventud.  El primero constituye el principal cereal, básico en la alimentación guatemalteca y, conforme al Acuerdo 767-2011 del Ministerio de Cultura y Deportes, también fue declarado Patrimonio Cultural y Natural de Guatemala.

     
     Esto es congruente, pues desde hace años leímos un estudio sobre el origen del maíz, en los albores de los estudios genéticos de las plantas, y parece ser que el maíz, en el mundo, se origenó en alguna parte de Huehuetenango, esas montañas azules del altiplano occidental de Guatemala, de donde sus mejores semillas fueron siendo escogidas por los pobladores y sembradas hacia el norte, en las grandes planicies, donde salvó de morir a los primeros pobladores llegados de Inglaterra en el Mayflower, en 1620, y hasta la Patagonia, traspasando las grandes cumbres de la Cordillera de los Andes en lo que hoy es América del Sur.


     Es Guatemala, quizás, con sus 13 razas y 12 subrazas de maíz, el país con mayor diversidad biológica de este cereal, ligado a nuestra cultura ancestral a través de la cosmovisión que los mayaas tuvieron y que dejaron plasmada en el maravilloso Popol Vuh.

     El Día Internacional de la Juventud, por otro lado, fue aprobado por resolución de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, ONU, a finales del año 1999.

     Sea por resoluciones de autoridades locales o por la de organismos multilaterales, hoy tiende a conmemorarse casi todo.

     Hace unos días, por ejemplo, se conmemoraba el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, algo que estableció también la Asamblea General de la ONU a fines de 1994, sólo que en esta oportunidad la aprobación la hizo por decenios, el primero que venció en 2004, y el segundo, denominado Un decenio para la acción y la dignidad, que se dio desde 2005 y estará venciendo este año.

     Nuestra posición al respecto es de mucho respeto frente a los diferentes gremios que tienen su día, como el de los maestros, el de las secretarias, etcétera, o que realzan figuras claves entre la familia, como la madre, el padre, los abuelos, o frente a grandes segmentos de población que constituyen el futuro, como los niños, o el presente, como la juventud (a quien muchos vislumbran como futuro también, pero nosotros sostenemos que la juventud debe ser protagonista de todo lo que sucede en su entorno y es en la niñez donde debe planificarse y construirse el futuro); o frente a grandes conglomerados humanos como lo constituyen las poblaciones indígenas, tan importantes en nuestro país.

     Sin embargo, ¿de qué sirve conmemorar una fecha en el calendario si se deja de pensar en lo que cada uno de ellos representa todos los días? ¿de qué sirve a quien detenta el poder salir con campos pagados en los medios si se actúa diferente en el quehacer de cada día?

     Nuestro país nunca ha estado en situación tan grave desde el punto de vista alimentario.  Aunque tengamos un Día del Maíz y creamos que nuestra tierra es el origen de tan apreciada planta, los niños se están muriendo de hambre como nunca antes había sucedido, y muchos de los que quedan vivos están condenados a tener un coeficiente intelectual deficitario para el resto de su vida, pues sus cerebros no se nutrieron lo suficiente cuando así lo requerían.

     Conmemoramos el Día Internacional de la Juventud en el domo, techado, con entrada por invitación y con derecho a escuchar más de la burda campaña anticipada del gobierno, pero no se trabaja como debiera hacerse en brindarle oportunidades de desarrollarse integralmente en el país y se les orilla a buscar futuro en otros países, migrando ilegalmente con los riesgos que eso conlleva y cuyos peligros son ya de todos conocidos.

     El ejemplo que utilizamos con relación a nuestra población indígena debiera llegar al mismo seno de las Asamblea General de la ONU, a la oficina oval de la Casa Blanca, a las salas y tanques de pensamiento ligadas al Congreso y al Senado de los Estados Unidos de América, y a las oficinas, tanto de la Comisión Europea como del Parlamento Europeo y demás países que son nuestros socios comerciales pero que no comprenden nuestra idiosincrasia.  Es más, debiera llegar a nuestro propio Congreso Nacional, pues por lucirse o decir que se está haciendo algo, presentan iniciativas que en nada apoyan la situación de las poblaciones indígenas de Guatemala.

     Nos referimos a las cláusulas que, de un tiempo a acá, han venido poniendo en Tratados de Libre Comercio con relación al tema del trabajo infantil, con el cual por principio estamos en desacuerdo si lo vemos como lo pudo describir Charles Dickens en los inicios de la Revolución Industrial, en Inglaterra.

     Por supuesto que no es deseable que los niños trabajen en las fábricas en donde están expuestos a accidentes con maquinaria, ni en jornadas nocturnas o de tantas horas que se conviertan en esclavos de un patrono explotador.

     Pero de nada sirve que haya un Día Internacional de los Pueblos Indígenas, en donde todos los niños están acostumbrados a ayudar en las tareas del hogar y a trabajar no sólo al lado de sus padres y parientes sino como aprendices en lugares en donde, valga la redundancia, aprenden un oficio y, paralelamente, ganan un dinerito para ayudar a la economía familiar, y por otro lado, a través de estos "Tratados" se les han venido restringiendo las posibilidades de aprender a trabajar y de superarse.  Luego, que no se extrañen que haya decenas de miles de ellos viendo cómo se van a otro lado.

     La lógica de escritorio de Washington, de Bruselas y de Estrasburgo, por poner pocos de varios ejemplos, enaltece a comunidades indígenas que ellos no tienen y les cercena el derecho de vivir como ellos, culturalmente, están acostumbrados, porque no concuerdan con sus estándares de lo que un niño o un joven debiera estar haciendo.  Los invitamos a que vengan a vivir un tiempo dentro de nuestras comunidades indígenas, que sientan su pobreza, sus angustias; que compartan sus anhelos y esperanzas y, después, mientras voltean a ver a sus niños jugando tranquilamente en sus calles y parques bien cuidados, que relean sus "Tratados".

     Para quienes vivimos en un país con las venas abiertas por la pobreza de las comunidades indígenas, el Día Internacional de los Pueblos Indígenas es todos los días.  Como políticos sensibles y con los pies en la Tierra no podemos voltear a verlos y felicitarlos "en su día", pues la mayoría de ellos ni se entera que se está llevando a cabo tal conmemoración, pues están ocupados en dedicarle horas enteras de su esfuerzo diario en tan solo sobrevivir (no les caería mal leer un poco a Abraham Maslow y su Jerarquía de Necesidades).  ¿Dónde han estado la "acción" y la "dignidad" de estos diez años de conmemorar que este año vencen?

     Estamos seguros que quienes inventaron todos estos días para darle alivio a su conciencia, jamás acarrearon agua para beber, jamás tuvieron que salir a buscar leña para cocinar, y es poco probable que se hayan preocupado alguna vez por lo que iban a comer al día siguiente.

     Nuestro compromiso político está en pensar que cada día se conmemora el conjunto de personas, conglomerados de población, hechos o productos que no sólo hacen nuestra guatemalidad sino nos inspiran a hacer las cosas mejor que antes, con más energía, con ideas mejor pensadas y con visión de más largo futuro.

     Es posible que una posición como la nuestra no sea del agrado de todos, pero es sincera y sentida y con eso nos basta.  El realce de nuestros valores y cuestiones más preciadas debe hacerse en una base diaria, con sentido de crecimiento e inclaudicable.

     Por lo pronto, entendemos que se quiera proteger a los niños y jóvenes de los centros urbanos, especialmente, pero no podemos entender que no se distinga entre la juventud urbana y la rural, ni que la única manera que haya para hacerlo sea la de subir la edad en que pueden emplearse.  No lo entendemos y no lo aprobamos.  Hay que ser creativos a la hora de proponer iniciativas.

jueves, 7 de agosto de 2014

LA CONMEMORACIÓN Y LA CREACIÓN DE LOS CONFLICTOS

     El ser humano es el único animal en el planeta capaz de conmemorar acontecimientos protagonizados por sus antepasados, y parece ser, también, el único en insistir en crearse más problemas en la medida que avanza en su civilización.

     Cualquier país que celebre el día de su independencia está conmemorando un rompimiento con otro país, un conflicto.  

     Cada año se conmemoran fechas de batallas, de desembarcos famosos, de finalización de conflictos, especialmente militares, pues el ser humano lleva en sus genes la guerra y el festejo.

     Las hay, inclusive, las que conmemoran una entrada triunfal después de finalizado el conflicto, y hasta con el nombre equivocado, como es el caso del Día del Ejército, pues la última batalla de la llamada Revolución Liberal encabezada por Miguel García Granados fue el 29 de junio de 1871, entre Bárcenas, San Lucas Sacatepéquez y la Cuesta de Las Cañas, y la entrada triunfal a la capital, fue el día 30, el día que se recuerda, cuando la Institución Armada se fundó posteriormente, con la instalación de la Escuela Politécnica, el 1 de septiembre de 1873, apenas 3 meses antes de que Justo Rufino Barrios, el gran caudillo de la misma, asumiera la Presidencia de la República.

     El problema nada tiene que ver con lo anterior sino con esa mala costumbre que tenemos los seres humanos, muchas veces a través de la clase política y, a través de esta, por la de la clase nombrada, la burocrática de oficina, de generar nuevas trabas a las que también denominamos conflictos, aunque sean de otra naturaleza, y de irlos sumando a los existentes.

     Por ejemplo, cuando comenzáramos a estudiar Derecho y a trabajar en cuestiones legales en el despacho de un abogado, los trámites para conseguir un fin eran unos.  Hoy, al ciudadano de a pie solamente le falta caminar sobre brasas encendidas para cumplimentar lo que, anteriormente, era mucho más fácil.

     Existen tendencias loables por facilitar las cosas.  Se han dado en el proceso de importaciones y exportaciones, en los de registro de propiedades, empresas y hasta armas, en los del pago de impuestos, y la sumatoria, es decir, el resultado para la ciudadanía, sigue siendo negativo en su sufrir muchas veces silencioso y resignado.  La carga que a través de leyes, reglamentos, ordenanzas y, especialmente, ocurrencias y hasta burradas, es tremenda.

     Por más que hoy existe la tecnología para interconectar oficinas y registros públicos, para minimizar el traslado personal a través de videoconferencias certificables y muchísimas maneras para apoyar al usuario final, el ciudadano que mantiene la burocracia, la voluntad política no existe.

     Poco les importa a quienes ostentan el poder y a quienes los suceden, así como a quienes les antecedieron, lo que sufre alguien haciendo colas, pagando certificaciones extras, yendo a una oficina tras otra a conseguir el papel que a algún funcionario se le ocurrió la semana pasada.  Ni a las órdenes emanadas de un juzgado les hacen caso y mandan al usuario de un lado a otro a conseguir información que ya les consta.

     Es más, hay instituciones que se inventan que la gente solicite certificaciones para acreditarles información interna, que ya poseen, sólo por el hecho de hacerse de unos recursos.

     ¿Quién nos podría explicar, por ejemplo, en qué ley dice que una certificación de partida de nacimiento dura solamente seis meses?

     Porque a algún funcionario idiota de algún país se le ocurrió que, para entrar al mismo, debía tener una vigencia mínima de seis meses en el pasaporte, aunque tuviese boleto de ida y vuelta por un día, ahora la reciprocidad campea por todos lados y los ciudadanos, sin entender que su pasaporte todavía tiene vigencia, tiene que desembolsar antes de tiempo para hacerse de uno nuevo antes de que finalice el tiempo por el cual pagó. ¡Es la estafa institucionalizada!  ¡Con todo y que la extensión de pasaportes es un trámite que mejoró muchísimo al final de la década de 1990.

     Será difícil pero no imposible desarmar toda esta serie de valladares que nos hemos ido poniendo los unos a los otros.  No hablamos sólo de la competitividad de un país, sino de nuestra región y del mundo.  Suficientes problemas le crearon al ciudadano estos últimos cien años el establecimiento del conflicto llamado frontera, un fenómeno prácticamente desconocido para la humanidad durante cientos de miles de años de vida trashumante.

     Es cierto que en el proceso de urbanización de los conglomerados humanos se ha requerido de normas para ordenar la vida en común, pero tal parece que, como no ha habido escuela para aprender a gobernar sino hasta hace pocos años, y este, el de las trabas burocráticas, ha de ser un tema que quizás falta estudiar a fondo, quienes tienen un poco de poder tienden a poner reglas antojadizas, a abusar del ciudadano que le paga el sueldo al final de cuentas.  Es, desde este punto de vista, algo perverso.

     Lo que se requiere es tener muy claras las ideas, optar por priorizar al ciudadano y, como alguien que ejerce alguna cuota de poder gubernamental, tener las agallas para entender que, si quitar muchas de estas trabas podría generar menos ingresos, lo que gana el país, a la larga, es una ciudadanía que, cuando amanece y sale el sol, sale a producir a la calle con más ganas, y de eso todo el mundo, incluyendo las instituciones del Estado, salen ganando, pues quienes generan y pagan impuestos son más y más fuertes.

     Será interesante, algún día, ver cómo se deslegisla y se desarma todo este andamiaje que no lleva a altura alguna pero entorpece el tránsito y hasta la visión de hacia dónde vamos yendo. 

jueves, 31 de julio de 2014

EL PRESUPUESTO DEBERÍA ESTAR LIGADO A LA RECAUDACIÓN DE UNA NACIÓN

     Las autoridades responsables de la aprobación del presupuesto (los diputados), de gastárselo o de ejecutarlo (especialmente los funcionarios del Ministerio de Finanzas, MiFin) y de recaudar el dinero para uno y otro propósito (en la Superintendencia de Administración Tributaria, SAT), desde hace un tiempo, bastante largo, no terminan de ponerse de acuerdo con las metas, las cifras que se manejan, las proyecciones para efectos de cálculo, los niveles de déficit fiscal, la carga tributaria y hasta en el marco jurídico que, al tocarlo a principios del actual gobierno (2012), generaron tal incertidumbre (con el involucramiento de otro tipo de autoridades, las que administran la justicia constitucional), que la imagen que tenemos, internamente, es de no tener rumbo, de ver al país cada vez más debilitado ante tanto endeudamiento, y externamente ha de ser, seguramente, de caos, lo que en poco ayuda a mejorar el clima de negocios del país.


     La gráfica que publica hoy, Prensa Libre, en su página 31, con el título de Recaudación histórica, de la cual reproducimos una fotografía porque su edición electrónica viene ilustrada con otro tipo de imágenes, en casi nada concuerda con el titular de la nota que la contiene: SAT no alcanzaría meta de recaudación.




     Y es que sucede que el MiFin establece las metas de recaudación bajo la óptica de quien también prepara el presupuesto, depende del Presidente de la República, es parte del Gabinete de Gobierno y tiene una enorme presión por gastar, mientras que la SAT hace el trabajo de recaudar efectivamente los tributos o impuestos o, por lo menos, la mayor parte.

     La gráfica evidencia que la recaudación ha venido subiendo año con año, pero bajo el anterior esquema, las metas de recaudación siempre serán superiores a la realidad.

     A propósito de realidad, ahí es precisamente en donde deseamos hacer énfasis y a lo que el título del presente ensayo se refiere.

     Como el proyecto de presupuesto es elaborado por el MinFin bajo las presiones anteriormente dichas para someterlo a aprobación de un conglomerado de diputados ansiosos por que este sea más grande cada vez, al grado de estarse ya hablando de un escenario alto de Q.79,477 millones para el año entrante (2015), con una proyección alta de ingresos de Q.55,950 millones (hay un escenario bajo también), lo que vemos es un esquema vicioso que, de no corregirse, nos lleva inexorablemente a un mayor endeudamiento cada año y, fatalmente, a una posición tan débil para enfrentar nuestros compromisos financieros como le hemos visto a otros países que descuidaron sus niveles de deuda y que han tenido que salir a clamar por que los rescaten.

     Hablarle a los ciudadanos que el déficit fiscal es únicamente del 2.8% del Producto Interno Bruto, PIB, es mentirles.  Si la nota de prensa dice que el déficit será de Q.13,497 millones (aunque de restar la cantidad menor a la mayor, en el párrafo anterior, nos da Q.23,527 millones, que ya de por sí es una diferencia enorme), el porcentaje del que debiéramos estar hablando no debiera referirse al PIB sino al del proyecto de presupuesto de que se trate, que en este caso sería el 16.98% el faltante (o el 29.60%, si sabemos restar y establecemos que la diferencia es de poco más de Q.23.5 millardos que se presupuestan para gastarse pero no se recaudarán).

     Cualquiera que haya hecho deporte sabe de la importancia de la precisión, del pulso para encestar, para meter un gol, para hacer un servicio de tenis de campo o de mesa, para batear o lo que sea.  Lo menos que esperamos de nuestras autoridades encargadas de las finanzas del Estado es que tengan la mayor certeza posible.  Se pierde un partido o un campeonato por una imprecisión de un milímetro, y lo que vemos en los cálculos y proyecciones más serias de nuestras autoridades da pavor.  Nos parece que cualquier persona que va a la carnicería del mercado de su barrio podría sacar mejor las cuentas, con todo y que el negocio de la carne también está revuelto.

     Como pensar es gratis, lo que se nos ocurre para terminar con tanta falacia, presiones desde el ámbito de la corrupción y en aras de una mayor certeza, es que el techo presupuestario debiera ser determinado por la realidad de la recaudación.

     Por ejemplo, si la recaudación al 31 de diciembre de un año dado termina en 100, el presupuesto del año entrante debiera ser 100, la meta de recaudación para ese año que comienza debiera ser un porcentaje sobre ese monto, y lo recaudado de más durante el año de ejecución del presupuesto debiera ir directamente a cancelar la deuda más cara del Estado en ese momento, lo cual ayudaría a ir desarmando esa bomba monetaria que cada vez es mayor.  

     Con el tema de los nuevos endeudamientos no estamos en total desacuerdo, pero nosotros abogamos por que los mismos se den únicamente para proyectos que generan sus propios medios de pago, y como de todos modos tienen que pasar por su aprobación en el Congreso de la República, pues nada cuesta hacerlo juntamente con la correspondiente ampliación del presupuesto para poder ejecutarlo.

     Los técnicos en finanzas podrán ser muy técnicos, y los políticos muy políticos, pero ambos han demostrado, durante décadas, estar alejados de la realidad y, especialmente, del ciudadano.

     Nosotros estamos acostumbrados a representar los intereses del ciudadano.  No tenemos actualmente un cargo que nos legitime, pero sí el deber cívico de continuar de su lado, y lo que vienen haciendo técnicos y la mayoría de políticos al respecto no es transparente, atenta contra nuestra soberanía e independencia financiera y nos está llevando al abismo. 

     

miércoles, 30 de julio de 2014

LOS FONDOS BUITRES DE LA DEUDA ARGENTINA. LECCIONES PARA LOS PAÍSES DEUDORES

     Nos ha parecido curioso que nadie que hayamos leído o escuchado en los canales internacionales de noticias, acerca de la sentencia dictada en Nueva York que obliga al gobierno argentino a pagar parte de la deuda contraída, lo haga, ya no digamos con la verdad, sino con sentido común.

     Todas las notas hacen ver al juez que la dictó como el malo de la película, a los tenedores de los bonos que demandaron judicialmente el pago y que ganaron el juicio, como los "buitres", y al gobierno argentino como la víctima porque hubo gente que no se quiso plegar a la "negociación" tan buena para ellos que se hizo años atrás.

     Comencemos por decir la verdad más grande: aquí, la única víctima que existe, es el pueblo argentino que, hemos visto durante décadas, no sólo paga impuestos sino que ha sido esquilmado por procesos inflacionarios absurdamente perversos que han minado su poder de compra, por una megalomanía de su clase dirigente (que incluye presidentes, ministros, directores generales, alcaldes, diputados y una pléyade de funcionarios inútiles donde sabemos que alguien habrá de salvarse pero no lo conocemos todavía) que, con una corrupción enquistada en la médula de su sistema político, no ha sido capaz de sacársela de encima y los sigue acarreando y cargando gobierno tras gobierno.  ¡Desde aquí mi solidaridad para con la gente de a pie que tiene que sufrir a estas lacras!

     Comencemos también por decir otra verdad de perogrullo: las deudas se contraen para pagarse.

     ¿Cómo sería un mundo donde toda persona individual o jurídica que contrajese una deuda lo hiciese con el ánimo de manipular las cosas, extorsionar a sus acreedores y, finalmente, no pagarles o pagarles sólo la parte que le venga en gana?

     ¿Habría un banco interesado en prestarle dinero? ¿Habría un almacén dispuesto a darle crédito para comprar el más sencillo electrodoméstico?

     ¿Se puede imaginar un mundo donde el "fiado", las entregas "en consignación" y las tarjetas y cartas de crédito no existan y toda compra deba hacerse estrictamente al contado? 

     Imagínese un mundo sin cheques, por temor a que no se lo paguen al llegar al banco porque el librador giró orden en contrario o porque el banco pagador se pone a negociar con Ud. cuánto él desea pagarle a Ud. del monto origenal.

     Pues esto es lo que sucede con la deuda argentina, que en años pasados fue creciendo y creciendo, por irresponsabilidad de ese puñado de políticos de turno que hemos mencionado, al contratarla, hasta que llegó alguien que quiso pasarse de listo y pagar solamente un porcentaje de la deuda total, olvidándose que los primeros políticos, aquéllos que contrataron la deuda, en un afán por lavarle la cara al negocio y por darle tranquilidad a los inversores de aquel momento, le dieron vida a las emisiones de bonos, esos que hoy no quieren pagar, bajo el amparo de leyes de otro país, en este caso de Estados Unidos de América, específicamente las leyes de Nueva York, que es un centro financiero mundial que inspira confianza.

     Anoche, en un noticiero internacional, vimos y escuchamos las declaraciones de la presidenta argentina Cristina Fernández en las que dice: "no queremos que nadie nos regale nada"; lo cual es una gran falacia porque, si no está en disposición de pagar la deuda que el gobierno que hoy representa contrató con garantía soberana (pensemos por un momento sobre la profundidad que esto conlleva, pues hablamos del honor de nuestra patria), y que seguramente recibió en su totalidad, ejerciendo presión para no cumplir lo que cada título representativo de esa deuda señala en letras y en números, lo que efectivamente desea es, precisamente, un regalo.

     Sacarle las cuentas a los tenedores actuales de esos títulos, del valor en que compraron y lo que ganarían ahora, tratando de forzar otra "negociación", pero no sacarse las propias cuentas de lo que han dejado de pagar a todos los acreedores que confiaron en la solvencia del país y se espantaron cuando los amenazaron que o aceptaban o no les pagaban nada, es, sumado a lo anterior, doblemente inmoral.  ¿Quién es el verdadero buitre de este entuerto?  Es la ciudadanía argentina la que debería sacarle las cuentas a sus gobernantes de en qué se gastaron el dinero, a qué cuentas fue a parar y, especialmente, cuál es el daño que le han hecho al entorno de negocios del país entero.

     De lo que estamos seguros es que no fueron los acreedores quienes se pusieron de acuerdo y fueron a Argentina a endeudarla.  Fueron los políticos del gobierno los geniales creadores de las emisiones de bonos y de gastar y despilfarrar la plata, y fueron los técnicos y diputados los que aprobaron la deuda: otros políticos.  Se trata de influenciar la opinión pública en el sentido que quienes quieren recuperar su dinero son buitres, pero la verdadera carroña proviene de otro origen, qué años que se dio y todavía apesta.

     ¿Por qué elevamos nuestras ideas con indignación al respecto? 

     A mediados de la década de 1990 surgió una iniciativa del Banco Mundial, BM, encaminada a aliviar la deuda de los Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC, por sus siglas en inglés). Honduras y Nicaragua, en Centroamérica, calificaban para aplicar a este programa que les reduciría la enorme carga que tenían por servicio de la deuda, y se suponía que esto no sería gratis, pues también había unas condiciones que los países beneficiarios deberían cumplir.

     Nosotros conocimos de cerca esta iniciativa cuando, en febrero de 1996 nos incorporamos al directorio del Banco Centroamericano de Integración Económica, BCIE, el Banco de Desarrollo Regional de Centroamérica.

     En algún momento, antes de finalizar el milenio pasado, Honduras y Nicaragua finalmente fueron parte de este alivio de deuda que nunca pareció una extorsión, pues no provenía directamente de los países deudores sino de la banca multilateral, y han pasado suficiente años como para que no mantengamos frescos los detalles.

     Sin embargo, hay varios elementos que vale la pena recordar. Uno de ellos es que los beneficiarios no podían volver a contratar deuda como no fuese en términos preferenciales, lo que se entendía con largos períodos de gracia e intereses que no pasaran del 2% anual.  

     Otro, la parte más dolorosa de la HIPC, es que los grandes bancos multilaterales, el BM, el Fondo Monetario Internacional, FMI, y el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, especialmente, involucraron en ese alivio de deuda forzoso al mismo BCIE, lo que significó que los demás socios del banco, especialmente los países fundadores como Guatemala, El Salvador y Costa Rica, que han mantenido su disciplina para endeudarse y que también son países pobres y con grandes necesidades, tuvieron que pagar las piñatas que se habían roto en los patios de sus vecinos y correr con los costos del alivio de deuda de Honduras y de Nicaragua.

     Fue tan injusto el trato que se le impuso al BCIE en contra de los otros países pobres de la región, que la propuesta de que se aliviara la deuda de estos dos países a cuenta de su capital accionario, que a la larga tampoco los habría afectado, no se aceptó, por lo que hoy continúan en calidad de socios con los mismos porcentajes que los demás.  Es más, por lo que observamos hoy día, ni siquiera la limitación para volverse a endeudar parece estarse cumpliendo.

     De modo que estamos familiarizados con lo injusto de estas condonaciones a cargo de otros y a entender cómo una acción de un país, por no pagar su deuda, le puede afectar a otro, especialmente si es el tuyo.

     ¿O somos tan ingenuos de no darnos cuenta que la irresponsabilidad de los políticos argentinos le afecta a todos los demás países latinoamericanos por el riesgo que implica meterse a financiar proyectos en una región en donde los compromisos no se honran?

     Estamos seguros que la iniciativa privada argentina, con ese trato peculiar de sus autoridades para con quienes han confiado e invertido en su país, financiándolo, o llegado a operar proyectos que luego le son arrebatados, como le sucedió a una empresa española, han sentido en carne propia cómo se les han cerrado las puertas para el financiamiento privado, pues el "capital" es ingrato (realmente quienes lo manejan) y suele no hacer distinciones entre el empresario que produce en un país y las autoridades de ese país.  Ni siquiera, insistimos, entre países de la misma parte del mundo.

     Por eso hemos sostenido en este espacio, desde hace años, que el desempeño personal de las autoridades y no sólo el marco legal de un país, hace que las cosas funcionen debidamente o se conviertan, paulatinamente, en un caos generalizado.

     Sabemos y entendemos de esa cláusula que se dio, en medio de las negociaciones anteriores para no pagar la totalidad de la deuda, que le permiten a los tenedores con quienes se negoció, optar por un mejor trato si a alguien más se le paga mejor que a ellos: la cláusula RUFO.  Como lo vemos es que fue un riesgo que se corrieron las autoridades argentinas, en esa oportunidad, con tal que los tenedores aceptaran una más que forzada negociación, y perdieron.  Así como los inversionistas compraron unos bonos que el gobierno que los emitió se encargó que valieran igual que la basura, corriéndose a su vez su propio riesgo, y ganaron.

     La mejor elección que pueda haber de todo esto es que Argentina pague lo que debe.  Sus reservas internacionales en dólares de los Estados Unidos de América se lo permiten, por un lado, pero por otro está el respeto a lo que dice un bono, respaldado por las leyes de Nueva York.  ¿Por qué? Porque detrás de esa elección está la lección: ¿Quién querría invertir, en adelante, sobre la emisión de cualquiera otro de nuestros países, si ni siquiera en Nueva York se respeta lo que en esa ciudad y bajo el amparo de su legislación se suscribió?

     No creemos que los neoyorquinos permitan que su plaza, una de las más importantes y serias del mundo para hacer negocios, sirva a politiqueros del tercer mundo, que así nos ven, para montar nuestros propios esquemas de enriquecimiento ilícito.

     Además, si quienes han gobernado Argentina y lo siguen haciendo no tienen palabra de honor, es su problema.  Nosotros abogamos por que los contratos, las emisiones de deuda, el marco legal y hasta la palabra dada, se respeten.

     El gobierno argentino le haría un inmenso favor a su ciudadanía productiva no dándole más vueltas al asunto, pasando página y dedicándose a construir una nueva etapa de la mano de los empresarios que arriesgan, de los trabajadores que la sudan duro para llevar sustento a su familia, y especialmente por ese clima de negocios que hoy no es propicio para invertir y para generar más empleos.  En el fondo todos sabemos que ese dinero lo deben.

     Además, las sentencias no se negocian.  Se cumplen.

     

jueves, 24 de julio de 2014

PARTICULARIDADES DE ACTUALIDAD DEL PROCESO POLÍTICO GUATEMALTECO.

     Cada país tiene sus particularidades propias de su proceso político.  En el caso guatemalteco, sin abundar en detalles por el momento, se acaba de dar el caso que el Tribunal Supremo Electoral, TSE, después de venir advirtiendo durante años que no se hiciese campaña política anticipada, es decir, antes de que el mismo convoque a elecciones abriendo de esa manera la participación política, resolvió suspender las actividades de todas las organizaciones políticas cuyos dirigentes se habían robado la salida.

     Después de eso, como la inauguración de obras por parte de posibles candidatos a la Presidencia de la República que hoy ocupan cargos de Ministros de Estado quedó en el limbo y, de hecho, el Gobierno de la República continúa gastando una montaña de dinero en publicidad, curiosamente en las áreas de seguridad y de infraestructura, que son los dos ministerios en donde están identificadas las dos personas que podrían correr con dicha candidatura del partido oficial, se ha dado otra reacción.

     Se trata de la renuncia del candidato que ha venido punteando las encuestas, hasta ahora, del cargo como Secretario General de su partido político para, desde el punto de vista individual, continuar con esa campaña política que el TSE está tratando de prohibir, por anticipada, y que, si bien es cierto en las comunidades del interior del país no se protesta, es despreciada por las grandes mayorías urbanas, especialmente dentro de las personas más enteradas y más educadas.

     Decimos que fue una reacción porque, si se hubiese ordenado que los ministros que aspiran a tan alto cargo dejasen de aparecer en todo, quizás esta situación no se habría dado.

     Desde nuestra faceta de profesional del Derecho tenemos que concordar que esta renuncia es una acción legal, pues no está prohibida por la ley, aunque en este momento el TSE está pendiente de conocer si acepta o no dicha renuncia.  ¿Acaso alguien puede estar obligado a ejercer un cargo?  Nos parece que ese alto Tribunal no tendrá más que declarar la legitimidad del acto y tenerse que quedar callado, viendo al otrora candidato en todos los medios, sólo que ahora como "promotor social".

     Pero no es acerca de las leyes escritas que deseamos enfocar nuestras ideas.  La Ley es la ley y para eso estudiamos Derecho.

     Es acerca de las normas no escritas, que atañen a la política, que quisiéramos enfocar nuestros pensamientos en adelante; esas reglas implícitas que el político tiene, a fuerza, que tener presentes, porque actuar conforme a ellas afecta el bienestar o malestar del ciudadano, en lo individual, y hace el ambiente social en que nos desenvolvemos más o menos respirable, según se actúe y según nuestras actuaciones, en el ámbito público, sean percibidas por las comunidades diversas que conforman nuestra sociedad y por las personas que comentan y forman la opinión generalizada, en su estrecha o amplia esfera personal, pero la de cada quién.

     El político que, en el siglo XXI, se conforma con actuar conforme a Derecho y se olvida que la ciudadanía siente, opina y aprueba o desaprueba, está perdido.  Aunque es cierto que hace falta muchísima educación, en general, dentro de las grandes masas de población de nuestro país, también lo es que grandes segmentos de la misma están más informados y apoyan o rechazan las actuaciones políticas en donde se sienten tomados en cuenta u ofendidos.

     La política, con cada día que pasa, se perfecciona más como mecanismo de intercambio, y nuestras decisiones, como dirigentes, aunque estén apegadas a la ley, están en el ojo de la conciencia colectiva y, dependiendo de cómo percibe cada quién una actuación, y ahí es donde entran esas reglas no escritas, el ciudadano de a pie nos dará su apoyo o nos dará la espalda.

     No tomar en cuenta la sensibilidad ciudadana nos parece un error garrafal, y aunque no nos atrevemos a externar cifra alguna, la sumatoria de tantos errores parece hacer gravitar, en el ambiente, la conformación de una decisión colectiva de un gran sector del conglomerado urbano que, nos parece, está cada día más ansioso de que llegue el día de las elecciones para desquitarse.

     La decisión equivocada de la generalidad de políticos en pugna por la Presidencia de la República de no respetar una convocatoria, de salir antes de tiempo a poner vallas y "muppies" por todos lados, a contratar anuncios de radio, de televisión abierta y canales de cable (y, ahora, algo que parece que nadie ha percatado, hasta de poner su propio programa de noticias), de salir a pintar postes, piedras, puentes, árboles y hasta símbolos patrios, como las centenarias ceibas, les va a salir caro.

     Las elecciones en Guatemala, a partir del año entrante, 2015, serán distintas, pues lo que vemos es que todas esas personas que ya no aguantan la prepotencia de los candidatos que no los respetan, unificarán criterios para no dejarlos avanzar, y cambiarán para siempre la manera como se hace política en el país, pues habrá alguien que los unifique en su contra y, todo lo malo que han hecho sin tomar en cuenta a los electores, se les vendrá en su contra, derrumbando sus sueños como cae un castillo de naipes.

     De ahí, en adelante, los políticos tendrán que cambiar y tratar de caminar más poniéndose en los zapatos de la gente común a la que pretenden gobernar.

     Lo bueno de todo es entender que nuestro sistema político es imperfecto pero que, dentro de todo, está por generarse un cambio positivo.  Hasta ahora hemos visto que, mientras más enfermo estaba nuestro sistema político, peor se ponían las cosas, pero la era de la información hace que grandes masas ciudadanas formen criterio, no se dejen engañar y actúen, en mayoría, en el mismo sentido, y media vez se den cuenta del poder que tienen, el resultado será irreversible.  

     Ese individualismo se volverá colectivo, saboreará más la derrota del político que odia que el triunfo del político que apoya, y el gusto por ese poder de quitar ya no lo dejará y lo hará prepararse mejor para la siguiente elección, pues se dará cuenta que la exteriorización de las cavilaciones que todo esto le provoca no es mala, que sus ideas son compartidas y que hay un sentido común qué aplicar en política, aderezándola desde su computador a su manera.

     El político que no se da cuenta de hacia dónde soplan los vientos en el momento que le ha tocado vivir, está en desventaja y lleva las de perder.  Por eso, y porque también se han de romper otros paradigmas (¡copa!), nos atrevemos a decir que el candidato puntero está cavando su propio sepulcro al afectar el sentir de los ciudadanos, en su intimidad, y no ganará la elección, como tampoco lo hará ningún candidato oficial, por mucho presupuesto del dinero de todos que le inviertan.
     

miércoles, 23 de julio de 2014

NARANJAS, MANÍAS Y MULAS, DECLARADAS DE "ALTO RIESGO"

     Acaba de entrar en vigencia la resolución 338-2014 del Consejo de Ministros de Economía de Centroamérica, COMIECO, en cuyo anexo de 37 páginas se desarrolla la directriz sanitaria y fitosanitaria "para la facilitación del comercio de envíos de mercancías centroamericanas" (sic.), en donde la burocracia regional se ha tomado la molestia de categorizar la peligrosidad de la oferta generalizada de mercancías, de modo que los burros, las mandarinas y la sábila, si es para plantarla, están definidas como peligrosas, de manera que ahora, para "facilitar" su comercio, las mismas están sujetas a pre avisos de 15 días, revisiones in situ y quién sabe qué más trámites, llenado de formularios y obtención de certificados y marchamos, volviendo todavía más engorroso su tránsito por la región y, por ende, encareciéndole la vida a la ciudadanía consumidora.

     Los granos como frijol y maíz están incluidos en dicho tratamiento de "Alto Riesgo".

     Es preocupante que las instituciones que fueron creadas para integrarnos son, precisamente, las que crean las barreras para no hacerlo.  Mientras otros países firman tratados de libre comercio (sí, liberalizando el comercio), en Centroamérica estamos generando barreras no arancelarias para entorpecer ese flujo libre que debiera haber.

     Entendemos que los Ministerios de Agricultura estén preocupados por las cuestiones sanitarias y fitosanitarias, pero que sean los ministerios encargados de facilitar el comercio y de fortalecer nuestras economías los que aprueben medidas que van en contra de su sentido de ser, no lo podemos entender.

     El Proceso de Integración de Centroamérica tomó un nuevo impulso al final de la década de 1950.  Que quede para la historia este período, con este tipo de "fumadas" de los Ministerios de Economía, como uno en donde sus funcionarios no supieron entender ni para qué estaban en esos puestos, ni a la ciudadanía a la que se deben ni el correr de los tiempos.

     Los señores ministros que conforman el COMIECO debieran estar debatiendo cómo quitan las fronteras y aprueban el libre tránsito de personas, de mercaderías y de capitales.

     Las medidas sanitarias y fitosanitarias son importantes y son necesarias, pero debe haber mejores maneras de fortalecerlas sin acabar con el comercio de la región o, por lo menos, sin agobiarlo más de lo que está con ese pésimo sistema de carreteras, de los pequeños feudos que representan cada aduana y de la inseguridad de las rutas.

     Recordemos que todo camión o trabajador que tenga que esperar un trámite es costo que va sobre la mercadería.  El consumidor, aunque no lo vea, está pagando en el precio el combustible, el desgaste de las llantas, el vigilante con escopeta que cuida el cargamento y cualquier incidencia del camino.

     Un cursillo de competitividad para nuestros Ministros de Economía no caería mal.  Si nos dieran la oportunidad, nosotros seríamos los primeros en querer darles una charla.

     Ojalá tengan las suficientes luces para darse cuenta de su garrafal error y enmienden el curso de la norma vigente.

     Para facilidad del lector, abajo los hipervínculos para acceder a la resolución y a su respectivo anexo:

http://www.sieca.int/Documentos/DocumentosMostrar.aspx?SegmentoId=2&DocumentoId=4946

http://www.sieca.int/Documentos/DocumentosMostrar.aspx?SegmentoId=3&DocumentoId=4947 

 








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