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t=() Manuel F. Ayau | Luis Figueroa CARPE DIEM

Manuel F. Ayau


25
abr 14

Las venas abiertas de Eduardo Galeano

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Eduardo Galeano, uno de los escritores colectivistas y socialistas más influyentes de los siglos XX y XXI,  dijo que no volvería a leer su obra más conocida, Las venas abiertas de América Latina (1971), debido a que es pesadísima, y admitió que fue escrita sin conocer debidamente sobre economía y política”. Al hablar de ese libro, Galeano explicó  cuando lo escribió “no tenía la formación necesaria. No estoy arrepentido de haberlo escrito; pero fue una etapa que, para mí, está superada.

Las venas… es uno de los libros de cabecera y una de las fuentes de consignas más socorridas de los revolucionarios tercermundistas. En El manual del perfecto idiota latinoamericano, aquel libro está incluido en la lista de los diez que más conmovieron al idiota latinoamericano; y yo añadiría que debe estar en la lista de los diez que más vidas de jóvenes latinoamericanos han cobrado.

Los autores de El manual… dicen que no existe un libro de su género que haya tenido tantas ediciones, traducciones y alabanzas.  No se conoce, en nuestra lengua, en suma, una obra que  -como esta- merezca ser considerada como “la biblia” del idiota latinoamericano, o por la otra punta, como el gran culebrón del pensamiento político.

Dicho lo anterior, creo que una de las mejores cosas que uno puede hacer, cuando se equivoca, es admitirlo y corregir; y en ese contexto creo que es valiosa la confesión de Galeano.  ¿Qué harán los socialistas del tercer mundo con sus copias de Las venas…?  ¿Las guardarán como un recuerdo, o repudiarán la honradez intelectual de su autor?  Digo…porque tiene bastante de honradez intelectual admitir que uno se equivocó y que hizo algo sin conocimientos suficientes. Ya lo dice el dicho: Errar es de humanos; y enmendar es de sabios. Sería fascinante que más de algún devoto de Las venas…hiciera algo por lo menos parecido a lo que acaba de hacer su maestro.

Sospecho, sin embargo, que aquello no ocurrirá. Aquellas ideas obsoletas serán recicladas, y repelladas para volver a ser usadas en aulas y en barricadas. Y las preguntas son: ¿A qué costo? y ¿Quiénes pagarán?

Columna publicada en El periódico y la ilustración es de brasil247.com


24
jun 13

Algunos”liberales” chapines son conservadores

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Estoy totalmente de acuerdo con los columnistas y académicos socialistas que afirman que algunos liberales guatemaltecos en realidad son conservadores.   Librecambistas sí son muchos de ellos y también son neoliberales; pero ¿liberales clásicos, o libertarios? Les voy a contar por qué es que no lo son.

Los acabo de ver cerrando filas, con el conservadurismo más cachureco o religioso posible, contra la Convención interamericana contra el racismo, la discriminación racial y formas conexas de intolerancia.  En es documento, y con mucha habilidad, los patrocinadores de aquel acuerdo mezclaron el tema del racismo -a favor del cual no puede estar nadie con dos dedos de frente y menos si se dice liberal- con el matrimonio igualitario y el derecho de las mujeres a elegir qué hacer con sus cuerpos y sus vidas.  Estos dos últimos temas espantaron a los conservadores de todos los colores, incluyendo a los que se dicen liberales; y ahí se resbalaron.

Si le creemos a Alberto Benegas-Lynch que la mejor definición de liberalismo –que ha sido tan mal interpretado– es el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otros, no es difícil empezar a atisbar por qué es que afirmo lo anterior.  La prueba o el “test” no es la tolerancia con las personas que comparten nuestro proyecto de vida, sino con las personas que disienten con nuestro proyecto de vida.  Sólo en este contexto se puede recurrir a la fuerza cuando hay lesión de derechos de terceros, explica Benegas-Lynch.

Tanto el matrimonio, como el derecho a hacer uno con su cuerpo y su vida lo que mejor le convenga a uno son temas inseparables del proyecto de vida individual de cada persona.  Además, ¿no es cierto, pues, que la filosofía de la libertad está basada en la propiedad de uno mismo? ¿No es cierto que la propiedad de ti mismo quiere decir que tú eres dueño de tu vida? ¿No es cierto que negar esto significa que otras personas tienen más derechos sobre tu vida, que tú mismo? ¿No es cierto que ninguna otra persona, o grupo de personas son dueñas de tu vida? Y claro, tú no eres dueño de las vidas de otros.

¿Se les escapa esto a los conservadores que pasan por liberales? Si.  ¿Por qué? En el caso del matrimonio porque se han tragado la idea, o se han hecho a sí mismos la idea de que el matrimonio no debe servir a los proyectos de vida de los involucrados; sino a los de la sociedad, los del estado, o los de un dios.  Y en el caso del aborto, porque se han tragado la idea, o se han hecho a sí mismos la idea de que el cuerpo de una mujer no es suyo, ni debe servir a sus proyectos de vida; sino a los de la sociedad, los del estado, o los algún dios.  Los conservadores, claro, son colectivistas, y apuntan que no eres dueño de tu vida.  Apuntan que otros son dueños de tu vida. 

El caso del matrimonio igualitario

Sostengo que la única posición liberal con respecto al matrimonio igualitario es la misma que se le aplica al matrimonio en general: Nada tiene que hacer el estado, metiéndose en los asuntos que son propios de los proyectos de vida de las personas.  Empero, como el estado ya se ha metido a regular algo tan privado e íntimo como el contrato por medio del cual las personas deciden compartir sus vidas,  el reconocimiento del matrimonio igualitario por parte del estado constituye un acto de justicia y una confirmación del principio de igualdad de todos ante la ley.

En realidad lo que conocemos como matrimonio es un acuerdo privado entre personas que deciden compartir sus vidas y hacerlo en el marco de cierta formalidad.  Formalidad que subraya su carácter de compromiso y que busca el apoyo del prójimo para la pareja contrayente.

En algún momento de la historia de la humanidad las religiones dispusieron hacer uso del matrimonio para hacer avanzar sus intereses; e igual cosa hizo el estado.  Pero antes de que ambas instituciones se inmiscuyeran en aquel acuerdo privado, ya había compromisos de largo plazo entre personas individuales que decidían unir sus vidas.  Las iglesias cristianas y el estado pretenden que el matrimonio sirva principalmente para la reproducción; y viene a mi mente la oración que, uno de los protagonistas de la novela Como agua para chocolate, dice antes de copular con su esposa a través de una sábana con un agujero.  Pedro reza no es por vicio, ni por fornicio, sino para hacer un hijo para tu servicio.

Ahora bien, como las personas no son animalitos que sólo se aparean para perpetuar la especie, o son apareados para enriquecer el hato, el matrimonio del siglo XXI debe tomar en cuenta las diversas razones que llevan a las personas a juntarse.  La comunidad de intereses, el amor, la admiración, la búsqueda de compañía, entre muchos otros, son ejemplos de aquellas razones.  No es extraño, entonces, que en la sociedad, que es evolutiva por naturaleza, las palabras también evolucionen.  Recuerdo que mi profesor de Lenguaje, don Salvador Aguado, nos advirtió una vez que los diccionarios etimológicos eran útiles para conocer mejor las palabras y para conocer sus orígenes; pero que no servían para saber su significado porque muchas veces el significado actual de aquellas, se alejaba del de su génesis.

De esa cuenta, el matrimonio tradicional reservado únicamente para parejas heterosexuales en el marco de culturas propias de sociedades cerradas, puede perfectamente pasar a ser el matrimonio moderno, como contrato de convivencia y de respeto mutuo entre individuos, en el marco de culturas propias de sociedades abiertas.  Ni al servicio de la iglesia, ni al servicio del estado; sino que al servicio de aquellos que, en ejercicio de sus derechos como personas humanas y en persecución de sus proyectos de vida asuman el compromiso.

Imagina el caso de una pareja homosexual a la que a una de las partes se le niegue el acceso a ver a su contraparte, en la sala de cuidado intensivo, sólo porque no es pariente cercano de su pareja.  ¿Sería eso correcto? No.  Creo que una pareja del mismo sexo tiene tanto derecho de estar al lado de la persona que ama, como lo tiene una pareja de sexos distintos.

En la película Si las paredes hablaran 2 se cuenta la historia de dos ancianas que habían sido pareja durante toda su vida.  Y cuando una de ellas muere, llega la familia de la difunta y saca a la sobreviviente de la casa dejándola sola y desamparada, luego de humillarla.

Alguien podría decir que fue por descuido y que ambas deberían haber pensado en esa posibilidad, y que deberían haber hecho testamento, y qué se yo.  Pero lo cierto es que no hay razón alguna para que, en una sociedad abierta, una clase de personas tenga ciertos derechos y otra clase de personas no los tenga.  Y no hay razón para que estas últimas tengan que hacer previsiones adicionales, sólo porque al estado (en respuesta a presiones de grupos privilegiados) se le antoja que no haya igualdad de todos ante la ley.

El matrimonio igualitario es un acto de justicia que reconoce el carácter contractual y privado del matrimonio; y que reconoce, sobre todo, el derecho de todas las personas a unir sus vidas y a buscar el apoyo de sus prójimos, sin discriminación, ni privilegios.  Esa es una posición liberal, que respeta el proyecto de vida de los demás, y no una estatista, ni colectivista, ni conservadora.

El caso del aborto

Cuando se dice que la mejor definición de liberalismo es el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otros nunca falta quién diga que eso incluye el proyecto de vida de los embriones.  Que incluye la vida de los embriones, y la de los fetos.  Sin embargo la palabra proyecto se refiere a planes y disposiciones detalladas para la ejecución de algo; o propósitos, o pensamientos de hacer algo.  Perdonen  por lo franco que soy: los embriones y los fetos no tienen proyectos.

¡Pero son vida!, dirá alguien más.  A esta afirmación sólo se puede responder que son vida potencial; pero no son vida real.  Perdón por la franqueza; pero en ningunas condiciones, ningún embrión y ningún feto es viable independiente de la madre (que sí es vida real y tiene proyectos) antes de las 23 semanas de gestación.  ¿Hay lesión de derechos de terceros cuando se abortan un embrión, o un feto? No. No se tienen derechos hasta que no se ha nacido, aunque lo diga la legislación.  Y todo liberal sabe, o debería saber, que las legislaciones pueden decir todo tipo de cosas, lo cual no quiere decir que sean filosófica, ética, o jurídicamente sostenibles.  Lo cierto es que desde esta perspectiva, el ser viviente que es la mujer (y sus proyectos de vida) tiene precedencia sobre lo que no está vivo o no ha nacido.  Perdón por la franqueza.  ¡Es un ardid eso de equiparar lo potencial con lo real!

Como el liberalismo es esa idea radical de que las demás personas no son nuestra propiedad, consideremos algunos casos ilustrativos:

Cuando un criminal viola a una mujer y la deja embarazada, lo cierto es que la bestia usa el cuerpo de la mujer sin su consentimiento y usa uno de sus óvulos sin su permiso y con violencia.  Muchas veces con violencia brutal.  Si este acto salvaje es repugnante, ¡más repugnante debería ser, para el verdadero liberal, que grupos específicos de la sociedad usen la coacción legal para forzar a la mujer a gestar la imposición del delincuente!  Sin embargo, para los conservadores, la mujer debe aceptar la imposición porque no es dueña de su cuerpo, ni de sus proyectos de vida.  Estos deben estar al servicio de la sociedad, del estado, o de un dios.   La mujer no es dueña de su cuerpo, los dueños son los que dicen representar a la sociedad, al estado, o a algún dios.

El caso de la violación es más fácil de entender que los casos del error, la ignorancia y el descuido.  La mujer que se embaraza por error, por ignorancia, o por descuido, ¿debería pagar por ello durante el resto de su vida?  Si reconocemos que es moralmente bueno respetar irrestrictamente los proyectos de vida de los demás, la respuesta es No.  No podemos imponerles a otros nuestros proyectos de vida.  La tarea de criar un hijo (especialmente de uno no deseado) es una responsabilidad tan grande que nadie debería ser forzado a emprenderla.  ¿Has oído la frase de que tener un hijo es una enfermedad de nueve meses, y una convalecencia de toda la vida?  Perdón por lo coloquial de la frase; pero nadie debería ser obligado a eso, sólo porque ciertos grupos sociales creen que tienen la facultad de imponer la maternidad.  Un embarazo no deseado (por violencia, ignorancia, error, o descuido) puede alterar los proyectos de vida, de una mujer,  de manera irremediable y profunda; y puede ser un desastre que sólo traiga miseria e infelicidad.

El Factor D

El conservador puede sentirse moralmente cómodo al defender el sacrificio; pero el liberal o libertario no.  Este último sabe que el derecho a la búsqueda de la felicidad y el derecho a perseguir uno sus proyectos de vida son valores que están encima de las demandas de cualquier grupo de interés, o de cualquier colectivo.  El liberal o libertario sabe que los derechos individuales deben prevalecer sobre los intereses colectivos.  El liberal o libertario sabe que entregar algo de menos valor, a cambio de algo de más valor no es propio de la naturaleza humana.  Sabe que eso ocurre sólo por ignorancia, por error, o por la fuerza.

El hecho es que hay grupos de interés y colectivos que están convencidos de que hay un dios que les impone ciertas normas.  Y creen que tienen la facultad de convertir aquellas imposiciones en leyes aplicables a otros grupos y a los individuos que componen la sociedad, aunque estos no compartan al dios de aquellos.  Creen que tienen la facultad de regular el matrimonio y los cuerpos y proyectos de vida de otras personas del mismo modo en que otros grupos de interés creen que tienen la facultad de regular el uso que se le debe dar a la propiedad, la educación que se les debe dar a los hijos, o qué se puede vender y comprar y a qué precios.

Ya lo dijo Friedrich A. Hayekla filosofía conservadora, por su propia condición, jamás nos ofrece alternativa ni nos brinda novedad alguna…De ahí que el triste sino del conserva­dor sea ir siempre a remolque de los acontecimientos… Los conservadores, cuando gobiernan, tienden a paralizar la evolución o, en todo caso, a limitarla a aquello que hasta el más tímido aprobaría. Jamás, cuando avizoran el futuro, piensan que puede haber fuerzas desco­nocidas que espontáneamente arreglen las cosas; mentalidad ésta en abierta contraposición con la filosofía de los liberales, quienes, sin complejos ni recelos, aceptan la libre evolución, aun ignorando a veces hasta dónde pue­de llevarles el proceso…Ese temor a que operen unas fuerzas sociales aparentemente incontrola­das explica otras dos características del conservador: su afición al autorita­rismo y su incapacidad para comprender el mecanismo de las fuerzas que regulan el mercado.

Como consecuencia los conservadores le han entregado al socialismo la defensa de principios que son propios del liberalismo: el derecho a la vida, la igualdad de todos ante la ley, el derecho a perseguir los propios proyectos de vida, y la propiedad de uno mismo.   Vergonzosamente, en nuestro entorno, son grupos principalmente socialistas los que defienden el matrimonio igualitario y el derecho de las mujeres a disponer de sus cuerpos.  El conservadurismo disfrazado de liberalismo está más comprometido con las exigencias de sus pastores –que les hablan en nombre de su dios­– que con el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otro.  De ahí que cuando se discute la Convención interamericana contra el racismo, la discriminación racial y formas conexas de intolerancia los conservadores cierren filas con las iglesias y no con la idea radical de que las demás personas no son nuestra propiedad.

Como dijo Benegas-Lynch: La prueba o el “test” no es la tolerancia con las personas que comparten nuestro proyecto de vida, sino con las personas que disienten con nuestro proyecto de vida. 

La ilustración la tomé de Facebook.


21
sep 12

Los pipoldermos

La Ley contra el Enriquecimiento Ilícito o Ley Anticorrupción está entrampada en el Congreso. ¿Te sorprende? Cabal; no debería sorprenderle a nadie.

No nos sorprende; pero existe, entre nosotros, mucha gente que cree que hay ciertos seres humanos que, cuando actúan en el sector público (que es el sector coercitivo de las relaciones sociales), lo hacen de una forma romántica tal, que –de forma benévola y omnisciente– o por lo menos con buenas intenciones, pueden ejecutar “el interés público” y mantener al margen sus propios intereses. Esas personas creen que los políticos y sus funcionarios actúan de forma distinta a la naturaleza humana.

Pero hay gente más viva. Tú por ejemplo. Tú sabes que los políticos y sus funcionarios son personas de carne y hueso; y que la mayoría de ellos no tiene incentivo alguno para aprobar una ley que le impediría enriquecerse a costa de los tributarios. Tú lo sabes, porque vivimos en una sociedad en la que mucha gente cree que “es baboso el que llega al Gobierno y no aprovecha las comisiones, como mínimo”.

Es curioso cómo es que la gente se queja de que la mayoría de políticos y funcionarios son venales e ineptos; pero aun así quiere que esos mismos personajes controlen su dinero, su educación, su salud, su transporte y otras cosas… y encima espera que lo hagan bien.

El genial Manuel F. Ayau propuso un ejercicio para ver este fenómeno desde otra perspectiva. Sugirió que cuando nos refiramos al Gobierno (o a los políticos y sus funcionarios) sustituyamos la palabra Gobierno por la palabra pipoldermos. Entonces diríamos: los pipoldermos velarán por la juventud; o los pipoldermos van a proveer salud, educación, transporte, bono seguro, y otras necesidades. ¿Y qué quiere decir pipoldermos?, dirás tú. Pues quiere decir: Los pícaros políticos que por el momento detentan el poder. Este ejercicio sencillo nos pone los pies sobre la tierra, ayuda a ver las cosas como son, y a entender por qué es que, a los pipoldermos no les conviene una Ley Anticorrupción; pero sí una que registre a los usuarios de teléfonos móviles, y otra que le dé al banco central la facultad de echar a andar la maquinita e imprimir quetzales a discreción, solo para mencionar dos asuntos de actualidad. ¡Vivo, pues!

Columna publicada por El Periódico.


11
nov 11

Sentido común

Es apropiado que ese fuera el título de la columna de Manuel F. Ayau, así como el de la antología que debería ser leída por todo el equipo político que está por hacerse cargo del Gobierno.

Muso escribió Por qué fracasan los gobiernos y explicó que como los políticos no se consideran ineptos, ni cínicos, y además confían en su buena voluntad, elaboran planes: un menú de aspiraciones que no deja problema sin resolver. Confían en que la solución dependerá de escoger colaboradores igualmente capaces y honrados, y que con buen tino esto será suficiente. Es la historia de siempre. Y la razón por la cual fracasan sigue escapándoseles”. Y recomienda: “cuando en un país prevalece un régimen de derecho y no de hombres, sobre la base de leyes generales, abstractas, establecidas a priori, que rigen conductas en lugar de buscar resultados específicos… surge lo que se llama economía de mercado, que no deja oportunidad a la corrupción… porque no hay privilegios y sí eficiencia económica y justicia. Quien facilite este estado de cosas pasará a la historia como el mejor presidente que jamás haya existido.

Advirtió: No es el Estado el que tiene derecho preeminente sobre el fruto del trabajo de los ciudadanos. Todo lo contrario: son ellos quienes, a través de representantes encargados de legislar, establecen qué porción de sus ingresos entregarán al Estado para que cumpla la misión que le han encomendado.

Llamó la atención sobre el hecho de que la gente más intolerante es la que más reclama paz, pluralismo y diálogo, y hasta parece ostentar la exclusividad de las virtudes y la sensibilidad social. Generalmente estas personas no admiten las buenas intenciones de quienes no están de acuerdo con ellas. El colmo es que muchos de los que tan apasionadamente reclaman pluralismo son los que más endosan epítetos y etiquetas a sus oponentes ideológicos. Dijo que Tener derechos individuales significa que ninguna persona o grupo impone, a través de leyes o reglamentos, sus intereses sobre los derechos de otros.

Muso tendría mucho que enseñarles a nuestros gobernantes si no queremos que este gobierno fracase miserablemente como el anterior. En manos de políticos hábiles, Sentido común puede encender un mejor futuro para los chapines.

Esta columna fue publicada en El Periódico.


9
ago 11

Mañana foro: “La diferencia que hizo Ayau”

Mañana, miércoles 10 de agosto, de 6:00 a 8:00 p.m. se celebrará el segundo foro titulado La diferencia que hizo Ayau, en recuerdo del emprendedor y educador Manuel F. Ayau. Durante el mismo se discutirán sus aportes a la sociología, filosofía social, antropología, psicología y política.

La admisión es gratuita y puedes conseguir tu boleto de ingreso en la Escuela Superior de Ciencias Sociales de la Universidad Francisco Marroquín: escs@ufm.edu  Si no consigues entradas puedes seguirlo en Twitter: #MusoAyau

Aquí puedes ver la Primera parte de esta actividad.


3
ago 11

No te pierdas: “La diferencia que hizo Ayau”

Hoy, miércoles 3 de agosto, de 5:30 a 8:00 p.m. se celebrará el primer foro titulado La diferencia que hizo Ayau, en recuerdo del emprendedor y educador Manuel F. Ayau.  Durante el mismo se discutirán sus aportes a la educación, el liberalismo, el emprendedurismo y el pensamiento económico.

La admisión es gratuita y puedes conseguir tu boleto de ingreso en la Escuela Superior de Ciencias Sociales de la Universidad Francisco Marroquín:  escs@ufm.edu

Si no consigues entradas puedes seguirlo en Twitter: #MusoAyau


3
feb 11

Una conversación con Manuel F. Ayau

La conversación que tuvo Manuel F. Ayau con Carlos Alberto Montaner, y que es parte de la Intellectual Portrait Series del Liberty Fund ya está disponible para verla por esta vía.  Para conocer a aquel hombre magnífico y su obra, este es una buena forma de empezar.

Tuve la suerte de ayudar con la edición y la introducción está locutada por yours truly.


11
oct 10

Dos premios Nobel para celebrar

Normalmente, la concesión de los premios Nobel en Literatura y Paz me es inclusive, como dicen en mi pueblo; porque en Literatura tengo la idea de que son otorgados geográfica y de forma políticamente incorrecta, y en Paz porque ya ni gracia tienen desde que se los dieron a gente como Oscar Arias, Yaser Arafat, Jimmy Carter, Al Gore, a los expertos sobre el cambio climático y a Barack Obama.

Esta vez, sin embargo, el asunto llamó mi atención porque, en Literatura ganó Mario Vargas Llosa, un escritor al que respeto mucho, no sólo por su obra literaria sino por su pensamiento.  Vargas Llosa es autor de algunos de mis libros preferidos, entre los que se cuentan la sensualísima novela Los cuadernos de don Rigoberto; y la perturbadora novela La fiesta del chivo.  A mí La ciudad y los perros no me gustó porque es demasiado oscura; y tengo pendiente Conversación en la catedral.  El autor, además, es doctor honoris causa de la Universidad Francisco Marroquín, por sus contribuciones a la causa de la libertad.  He aquí una conferencia que Vargas Llosa ofreció sobre literatura, cuando visitó Guatemala y la UFM en 1983.

Adicionalmente, el Nobel de la Paz recayó en Liu Xiaobo, un distinguido luchador por los derechos humanos en China.  Al régimen de Pekin, claro, el premio para Liu le cayó muy mal; y como buena dictadura ha reaccionado violentamente contra ciudadanos chinos que celebraban el Nobel para su compañero y compatriota, así como contra la esposa de Liu ha quien el régimen ha aislado.

Mucha gente olvida que la de China es una dictadura como cualquiera.  Embobados por el crecimiento económico en aquella gran nación, muchos hasta creen que en ella ha habido reformas capitalistas; cuando en realidad lo que ha ocurrido es que el régimen ha abierto ventanas para los negocios y, generalmente, todo ello se hace al estilo mercantilista y clientelista.  Es decir, en un ambiente enrarecido en el que, en el fondo de todo, se mezclan los negocios con la política; y en el que los negocios sólo son posibles si cuentan con el permiso del régimen, y no porque haya libertad.  Permiso, no es igual a libertad.

Ilustra el espíritu totalitario del régimen de Pekin el hecho de que el Ministro de Relaciones Exteriores de China llamó al embajador noruego para expresarle la insatisfacción de su gobierno y el riesgo que corren las relacioens bilaterales entre ambos países por la concesión del galardón.  El régimen de Hu Jintao no puede distinguir entre el gobierno de Noruega y el Comité del Nobel, porque este tipo de distinciones no está en su horizonte totalitario.

En la foto, por Gustavo Castillo, están Manuel F. Ayau y Mario Vargas Llosa, luego de que el primero recibió la distinción honorífica en la UFM.


27
mar 09

¡ProReforma está en el Congreso!

ProReforma ya está en el Congreso de la República.  Hoy, a las 11:30 a.m. Manuel F. Ayau y otros promotores del proyecto lo entregaron formalmente al presidente del Legislativo; y a los diputados Rosa María de Frade y Mario Taracena.
Es importante que la propuesta sea discutida y aprobada como un todo; precisamente porque ProReforma es un paquete integral.  Esa es una de sus virtudes.  No es un camello, ni es una frazada de parches.  De modo que la misión ciudadana, ahora que la propuesta está en manos de los políticos, es velar porque se respete aquella integridad.
ProReforma es una propuesta que vale la pena leer y entender, y seguramente no llena las expectativas de todos.  Empero, no existe sobre la mesa propuesta más integral, ni más coherente con la filosofía de la libertad; y esta se basa en dos premisas con las que quién puede estar en desacuerdo: Igualdad de todos ante la ley, y respeto a los derechos individuales de todos.
Si no ha leído el proyecto, esta es una invitación a hacerlo; y si como las más de 73 mil personas que han firmado hasta ahora, usted está de acuerdo, por favor hágaselo saber a los diputados.  
En la foto, por Alfonso Abril, los periodistas hacen tomas de los legajos de firmas.  Prensa Libre reportó que Asociación cívica pide reforma constitucional; el diario Siglo Veintiuno imformó que ProReforma entregó propuestas al Congreso; y El Periódico publicó que Más de 73 mil firmas lleva ProReforma al Congreso.

Digg!


30
ene 09

Wachik’aj, las ideologías y ProReforma

Sigo comentando las criticas que el blog Wachik’aj le hace a ProReforma; y otro tema que abordó Martín es el de las ideologías.

Curiosamente, Martín se queja de que los chapines no estamos acostumbrados a debatir los argumentos; pero su exploración sobre el tema de las ideologías se pierde en distracciones y ofensas. Por ejemplo, cuando acusa a los promotores de ProReforma de mentir y de engañar, y hasta de algo tan absurdo como de querer ocultar que muchos de nosotros somos libertarios. ¡Esto es el colmo!, porque aunque yo no voy hablar por los demás promotores de ProReforma, ¿quién ignora que soy libertario? ¡Yo presumo de ser libertario! De hecho, hace ratos le tuve que explicar, a Martín, las diferencias entre los neoliberales y nosotros los libertarios.

Martín abusa, porque ¿por qué es que gente como Manuel F. Ayau iba a no aceptar que es libertario? ¡Hasta las piedras saben que Ayau, y docenas de promotores de ProReforma somos libertarios, paleoliberales, liberales clásicos, objetivistas, austriacos, u otras cosas parecidas! Martín abusa cuando clama: “Mentira. Acepten que todos son libertarios. No engañen”. Abusa porque trata de cuentearse a sus lectores, haciéndoles creer que los promotores de ProReforma hacen y dicen, lo que sólo él dice que hacen y dicen.

W se queja de que los chapines no estamos acostumbrados a debatir argumentos; pero, por Dios, si eso no le gusta (y yo comparto su disgusto), ¡que no lo haga él! ¡Que discuta argumentos, y que se deje de falacias ad hominem! Usted perdonará que le dedique tantas líneas al tema; pero aunque este tipo de recursos ofenden a la inteligencia y arrastran el nivel de las discusiones, vale la pena ocuparse de ellos para ponerlos en evidencia.

Ahora entremos en materia.

Es totalmente cierto que los libertarios et al defendemos la vida, la libertad y la propiedad; es cierto que sostenemos que el poder del estado debe ser restringido; es cierto que no aprobamos que leyes concretas y específicas violenten aquellos derechos y la esfera de acción privada de las personas. ¿Con qué está, usted de acuerdo?

Pregunto, porque ¿cómo sería una sociedad en la que la vida, la libertad y la propiedad de las personas no fueran respetadas? ¿Le gustaría, a usted, vivir en una sociedad así? ¿Le gusta, a usted, vivir en una sociedad así?

Pregunto, porque lo de las leyes tiene que ver con algo que usted tiene que decidir. ¿En dónde prefiere vivir, en una sociedad en la que usted pueda hacer todo lo que desee, excepto aquellas cosas que por ser violatorias de los derechos individuales estén prohibidas por la ley; o en una en la que usted sólo pueda hacer lo que está permitido por la ley, aunque lo que vaya a hacer no viole los derechos de nadie? De esto se trata la distinción entre normas generales y abstractas, frente a las que son específicas y concretas. ¿Prefiere vivir en una sociedad en la que las leyes prohíban y castiguen las conductas criminales y el fraude; o en una en las que las leyes controlen, dirijan, especifiquen, y ordenen? ¿Prefiere vivir en una sociedad de personas libres, o en un hormiguero?

Yo quisiera saber qué prefiere W; porque, al parecer, su autor cree que aquellas aspiraciones libertarias son ideología. Y, ¡ay Martín!, ¿dónde están tus argumentos que tanto extrañas en otros?

Si uno va a un diccionario corriente, ideología es “la manera de pensar de cada uno[1]”; pero una simpleza así no es digna de Wachik´aj. ¿Por qué no exploramos mejor, y con seriedad, lo que es una ideología? Según Walter Scott, Napoleón despreciaba las ideologías porque, “sólo podían ejercer influencia sobre jovenzuelos de cerebro inflamado[2]”.

Dicho lo anterior, veamos dos visiones encontradas acerca de las ideologías, que sí vale la pena explorar en este contexto:

Ayn Rand explica que “una ideología política es un conjunto de principios apuntados a establecer o mantener un cierto sistema social; es un programa de acción de largo alcance, con los principios sirviendo para unificar e integrar pasos particulares en un curso coherente [3]”. En este sentido, como ProReforma es un proyecto de largo plazo que busca establecer normas que faciliten un sistema social más justo, y como se basa en principios unificadores como el respeto absoluto a los derechos individuales y a la igualdad de todos ante la ley, pues…bien podría responder a aquella definición de ideología. Sin embargo, la corriente de libertad que prevalece entre los promotores de ProReforma es otra. Ludwig von Mises, nos dice que las ideologías “son doctrinas sobre la forma de comportarse, es decir, sobre los fines últimos a que el hombre debe aspirar durante su peregrinar por la tierra[4]”.

¡Es en este sentido, austriaco, en el que ProReforma no es, ni puede ser ideología! De hecho, es en este sentido que el libertarianismo no puede ser ideología. Porque en tanto que a las ideologías les importa mucho orientar los fines individuales de las personas hacia los presuntos fines de la sociedad; al libertarianismo los fines no le interesan. Dice Mises que “puesto que nadie puede reemplazar los juicios de valor del sujeto en acción por los propios, es inútil enjuiciar los anhelos y las voliciones de los demás. Nadie está calificado para decidir qué hará a otro más o menos feliz. Quienes pretenden enjuiciar la vida ajena, o bien exponen cuál sería su conducta de hallarse en la situación del prójimo, o bien, pasando por alto los deseos y aspiraciones de sus semejantes, se limitan a proclamar, con arrogancia dictatorial, la manera en que el prójimo serviría mejor a los designios del propio crítico[5]”.

¡Más claro, no canta un gallo! Las ideologías se ocupan de los fines y del camino que ellas conocen para llegar a ellos; pero a los libertarios lo que nos interesa son los medios. Nos interesa saber si son idóneos, o no. Y ahí nos quedamos. Los que apoyamos ProReforma creemos que el proyecto es un medio atinado para conseguir una sociedad más justa, en la que cada cual pueda perseguir y alcanzar sus fines particulares, siempre y cuando no perjudique a terceros. Y ahí nos quedamos. No nos interesa imponer fines, ni señalar caminos. Eso se lo dejamos a las ideologías, de las cuales desconfiamos; y más si son totalitarias. Esto es porque como escribió Hannah Arendt “a lo que aspiran las ideologías totalitarias no es a transformar el mundo exterior o a transmutar revolucionariamente la sociedad, sino a transformar la propia naturaleza humana[6]”. Y en cambio, el libertarianismo respeta la naturaleza humana; con sus imperfecciones y todo.

En cuanto a sus objetivos, ProReforma explica claramente que “lo único que pretendemos es que impere el Derecho y la igualdad ante la ley para que todos los guatemaltecos, gobernantes y gobernados, con mismos derechos y obligaciones, vivamos en un país donde impere la paz, la justicia y la prosperidad”. ¿Está usted ideológicamente de acuerdo, o en desacuerdo con estos planteamientos? En serio…¿quién puede estar en desacuerdo?

Ah, como quisiera que este fuera el tono de las discusiones sobre ProReforma –sin ninguneos, ni falacias-. Francamente me lo disfrutaría mucho más, si el asunto se tratara de argumentos. Eso sí, con todo y todo, seguiré comentando las críticas de Martín.

[1] Rances, diccionario ilustrado de la lengua española. Editorial Ramón Sopena, Barcelona, 1976. P. 403
[2] Alberto Méndez Martínez. Fundamentos generales de la ciencia política. B.Costa-Amic Editor, México, 1972. P. 206
[3] Ayn Rand. Capitalismo: el ideal desconocido. Grito Sagrado Editorial, Buenos Aires, 2008. P. 289
[4] Ludwig von Mises. La acción humana. Unión Editorial, Madrid, 2001. P. 214
[5] Ludwig von Mises. Ibidem. P. 24
[6] Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo. Taurus Ediciones, Madrid, 1974. P. 556.


3
nov 08

La Orden del Quetzal, o la Orden de la Papa Caliente

La Orden de Alejandro Nevsky era una condecoración tan prestigiosa, pero tan prestigiosa que, aún siendo de origen zarista, los soviéticos la revivieron.   Y hay ordenes que ni el dinero puede comprar, como la Orden de la Charretera y como la del Toisón de Oro.
Hay, también, ordenes que, como una papa caliente, algunos no las quieren en las manos.  Tal es el caso de la tristemente devaluada Orden del Quetzal.  A lo ancho de todo el espectro político -desde Alfonso Bauer, hasta Manuel F. Ayau- hay personajes que, con un alto grado de dignidad, han optado por no aceptarla y hasta por rechazar la nominación a la misma.
Contrastan estos con aquellos que se las autorecetan.  Que bueno….de esos, ni hablar.

1
oct 08

AIPE: Una magnífica fuente de información

La Agencia Interamericana de Prensa Económica es una magnífica fuente de información. AIPE, fundada en 1991, sirve a periódicos en español en América Latina, Estados Unidos y España. Más de 675 economistas, analistas políticos, periodistas, historiadores y abogados han colaborado con la agencia, la cual se especializa en la interpretación y análisis de los acontecimientos económicos y políticos de la región, informando al lector de periódicos cómo los titulares lo afectan a él, a su familia y a su bolsillo.

Entre sus columnistas y analistas se encuentran Alberto Benegas Lynch (h), Alberto Mansueti, Carlos Sabino, Enrique Ghersi, Gabriela Calderón, Gary S. Becker (Premio Nobel), Luis Pazos, Manuel F. Ayau, Martin Krause, Richard Rahn, Roberto Salinas León, Ron Paul y Tibor R. Machan.

La dirige Carlos Ball; que es académico asociado del Cato Institute y miembro Mont Pèlerin Society. Fue gerente general del diario La Verdad, de Venezuela y director general de El Diario de Caracas, senior fellow de la Heritage Foundation y primer vicepresidente de la Philadelphia Society. Estudios: B.S., M.B.A., Boston University.

He aquí dos artículos recientes de Carlos:

Trágica falla

Los republicanos merecen perder, pero


29
sep 07

La celebración de lo ordinario

Aún reconociendo que nadie es perfecto, es recomendable que uno a lo largo de su existencia encuentre héroes y modelos a seguir. Los héroes y modelos son fuentes de fortaleza, de inspiración y de ideales; no sólo cuando tenemos que remontar problemas concretos en la vida, sino para sobrevivir en una sociedad rasera que tiende a devaluar el éxito y a celebrar la mediocridad.

Ejemplo de aquellas actitudes negativas lo vemos en la película Los Increíbles cuando Dash se queja de no poder participar en las carreras de su escuela. Él le dice a su madre: “Papá dice que somos especiales”; y ella le contesta: “Todo el mundo es especial”. Y Dash murmura: “Esa es sólo otra forma de decir que nadie lo es”.

Los héroes y los modelos a seguir nos vacunan contra el desprecio por los que son mejores y contra la celebración de lo ordinario.

Libros como The Agony and the Ecstasy, The Star Gazer, La Columna de Hierro y The Razor´s Edge, me dieron en Buonarroti, en Galilei, en Cicerón, y en Larry Darrell, a héroes y modelos inspiradores. La tele me dio a El Zorro, el de Guy Williams; y la vida real me dio a Thomas Edison, a Charles Darwin, y a Manuel F. Ayau.

Cicerón me ayudó a afirmar mi confianza en la consistencia; y me aliviaba saber que la integridad de Cicerón era algo que ponía furiosos a sus contemporáneos. Larry, en The Razor´s Edge me planteó la cuestión de si la vida que yo estaba viviendo era la que quería vivir. Un ejemplo es cuando él le dice a Isabel Bradley “I can`t darling. It would be death to me. It would be the betrayal of my soul”.

Ningún héroe, ni ningún modelo para seguir en mi vida, han superado a Howard Roark de The Fountainhead: “mi respeto por cada creador que sea conocido, y por cada creador que vivió, luchó y pereció desconocido antes de alcanzar su logro”. Pero hay una novela que me es muy querida porque la leí en lo mejor (¿o en lo peor?) de mi adolescencia. En Demian leí que “la vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo”. Max Demian va en la vía contraria a la masificación de los individuos, reconoce la existencia de individuos dignos de emular y reconoce la individualidad de las personas.

Como Dash, de Los Increíbles; y como Rand, de The Fountainhead, Demian sabe que hombres como Howard Roark sí existen. Al hablar de Caín, Demian dice que llevaba una marca. “No se trataba de una auténtica señal sobre la frente, de algo como un sello de correos; la vida no suele ser tan tosca. Probablemente fuera algo apenas perceptible, inquietante: un poco más de inteligencia y audacia en la mirada”.

Los guatemaltecos tenemos ahora un modelo en Carlos Peña; y vale la pena destacar uno de los muchos aspectos valiosos de su triunfo: Es magnífico que un chapín haya tenido el éxito que él ha alcanzado; sobre todo porque el suyo es un éxito de él y no nos ha costado ni un centavo a los tributarios. Su triunfo se debe al reconocimiento que le otorgan sus admiradores de forma voluntaria, sin que medie la acción coercitiva del estado; y eso lo hace particularmente meritorio. Peña ha perseguido su meta, ha trabajado duro para alcanzarla, y no ha forzado a nadie más a pagar para conseguirla.

Me uno a la celebración de Peña, como no me he unido a otras celebraciones, por ese motivo. Debe de haber una diferencia, que no tiene por qué ser sutil, entre aquellos que alcanzan su éxito con el apoyo voluntario de otros, y aquellos que lo consiguen mediante la transferencia forzosa de recursos.

Modelos a seguir son aquellos que materializan nuestros valores, que son fieles a sí mismos, que son consistentes y que persiguen sus metas propias; y repito que los héroes y los modelos a seguir nos vacunan contra el desprecio por los que son mejores y contra la celebración de lo ordinario.

Publicada en Prensa Libre el sábado 29 de septiembre de 2007


27
ago 07

Un truco viejo al descubierto

En esta actividad, en la de columnista y bloguero, una de las cosas más extrañas que he aprendido es que muchas personas “lo pelan a uno” no por lo que uno dice, ni por sus ideas; sino por lo que aquellas personas creen que uno dijo, por lo que quisieran que uno hubiera dicho, o por lo que creen que son las ideas de uno.

Hace ratos, el columnista Jorge Jacobs se refirió a este fenómeno como el de la creación de un hombre de paja. Y lo explicó de la siguiente forma: “La falacia del hombre de paja consiste en fabricar una débil imagen del oponente, que no necesariamente refleje sus argumentos pero que por lo menos se le parezca en algo, para luego atacar y desprestigiar esa imagen, haciendo creer a los demás que ese en realidad es el oponente”.

Algo así ocurrió durante el foro Perspectivas que se celebró en la Universidad Mariano Gálvez el 21 de agosto pasado. En medio del foro, el moderador Jorge Fuentes, de la Universidad Rafael Landívar, interrumpió el mismo para presentar “al procer de la Revolución de 1944: Alfonso Bauer Paiz”, que se hallaba entre el público.

Bauer se levantó, la gente lo ovacionó, y procedió a echarse un discurso. En una de esas le imputó a Manuel F. Ayau -que no estaba presente- haber dicho, en una entrevista reciente, que el interes general no debe prevalecer sobre el interés particular.

Bauer no se refería algo que Manuel F. Ayau hubiera dicho; sino a algo que él cree que ha dicho Ayau. Yo he oído, más de una vez, que Ayau dice que los intereses generales no deben prevalecer sobre los derechos individuales. Lo he oído decir que es de interés general que los derechos individuales prevalezcan sobre los intereses generales. Lo he oído decir que si los derechos individuales no prevalecieran sobre los intereses particulares, o sobre los intereses generales, no tendríamos derechos individuales.  He aquí lo que dice Ayau, en boca de Ayau.

Todo eso es muy diferente a lo que Bauer quiso hacer creer que ha dicho Ayau. Cuento la anéctota porque la práctica de poner en boca de otros lo que otros no han dicho, con el objetivo de desinformar, o de deformar las ideas es una práctica deleznable.

Creo que la idea de que los derechos de cada uno de nosotros deben prevalecer sobre los intereses de otros individuos, o de grupos de individuos es muy importante; y que eso es lo que debería estar en discusión. Si se distrae el meollo del asunto, con sofismas, la discusión pierde valor…y desgraciadamente lo pierde en favor de aquellos que creen que los derechos individuales deben estar sometidos a los intereses de la colectividad.


2
mar 07

Para la reforma del Estado

He oído y leído muchas veces, talvez demasiadas, que no hay nada que hacer; que el país está corrompido; que nadie hace nada por rescatar las instituciones; que hay desesperación y desencanto. Pues bien…como soy pesimista moderado, nunca he creído que estemos tan mal que no podamos rescatarnos a nosotros mismos. Porque si no fuera así, ¿qué sentido tendría escribir una columna semanal, o un blog a diario?

Que hay gente como Manuel F. Ayau y el grupo que promueve ProReforma, es prueba de que no todo está podrido y de que sí es posible rescatarnos a nosotros mismos.

Por eso me alegró que ayer fuera presentado públicamente el proyecto. Prensa Libre informó que “el Grupo ProReforma, integrado por profesionales, anunció ayer el inicio de una campaña cívica de recolección de firmas para pedir cambios en el Estado, mediante consulta popular, que incluyen reducción del número de diputados. Manuel Ayau, presidente de esta agrupación, comentó que buscan enmendar la Constitución Política de la República y fortalecer los organismos Ejecutivo y Judicial. ProReforma colocará quioscos de información y recolección de firmas en los centros comerciales y universidades, a partir de la fecha, pues el objetivo es entregar a inicios de la próxima legislatura (2008) las cinco mil firmas de apoyo al proyecto de iniciativa, para que se impulsen los cambios sugeridos”.

Si usted es de los que no se quedan con los brazos cruzados, o de los que sólo critican, seguramente le interesará involucrarse en este proyecto. La dirección es www.proreforma.org.gt/

!Animo!










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