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t=() Partidos Políticos | Luis Figueroa CARPE DIEM

partidos políticos


25
sep 14

El Tribunal Supremo Electoral cumplió con su deber

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El Tribunal Supremo Electoral confirmó que el Partido Patriota -el partido oficial- incurrió en violación a la ley electoral, al realizar el domingo pasado una actividad en la Plaza de la Constitución, en la que proclamó a su precandidato presidencial Alejandro Sinibaldi e incurrió en la figura de campaña anticipada.  Por lo tanto será suspendido por seis meses y ademas, el TSE le ordenó al Registro de Ciudadanos cancelar a Roxana Baldetti -vicepresidenta de la república- como secretaria general de aquella organización política.

Contra la sanción se habrían pronunciado el presidente Rudy Pineda y el vocal Jorge Mario Valenzuela.  ¡Que la Historia anote sus nombres! En tanto que a favor de la sanción, se inclinaron Mario Aguilar Elizardi, María Eugenia Mijangos y la suplente Ana Elis López. ¡Cuya decencia merece una mención especial!

La foto la tomé de Soy 502


7
ago 14

El corporativismo y la democracia jacobina

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Frente al debilitamiento del sistema electoral los movimientos sociales han cobrado fuerza, y han asumido ese papel en donde la gente confía más en la intermediación social que en plantear sus necesidades ante un partido y esperar que desde ahí se resuelva, dijo Hemler Velásquez, director ejecutivo de la Coordinación de ONG y Cooperativas.  La entrevista fue publicada el jueves 7 de agosto en la página 8 de El periódico.  No pongo el enlace porque sospecho que el sitio Web del diario fue saboteado otra vez.

Está pasando lo que tenía que pasar:

- Porque los partidos políticos chapines no son plataformas ideológicas y programáticas que funcionan como mediadores entre mandantes y mandatarios (como dice la teoría política); sino que son roscas y maquinarias electoreras para llevar a determinadas personas al poder y beneficiar intereses particulares.

- Porque muchos grupos de interés encuentran que el corporativismo es una mejor herramienta que el sistema de partidos, que el sistema republicano y que el sistema de partidos. En el sistema corporativo no hay partidos políticos, ni partido único; sino que los ciudadanos tienen una participación política desde la actividad que desarrollan en la sociedad. Desde tal condición, votan a sus pares, para designarlos como representantes. Así, el Estado es conducido por los dirigentes de los grupos influyentes a los que pertenecen: cooperativas, sindicados, cámaras, asociaciones, y otros.

- Porque para muchos grupos de interés, sacar a  la calle chiquilines, turbas divinas y acarreados es más efectivo que convencer electores y buscar acuerdos.

- Porque para muchos grupos de interés, el bloqueo y la invasión son herramientas más efectivas que persuadir y buscar soluciones pacíficas.

- Porque la democracia jacobina en la que la fuerza y la muchedumbre se imponen sobre el derecho y los procedimientos repúblicanos (como en Venezuela, por ejemplo), no está limitada por nada que no sea la voluntad de quienes controlan a las masas.

Aquella actitud la confirma la amenaza de Daniel Pascual, dirigente del Comité de Unidad Campesina:  Si al principio del otro año su organización no ve avances en los compromisos que fueron adquiridos por el gobierno luego de la marcha de 2012, el CUC va a tomar medidas de hecho.  Afirmó que la administración de Otto Pérez tiene pocos meses para cumplir y que si no lo hace no cerrará en paz su gestión.

Los partidos políticos y la clase política son responsables de esta situación…pero no son los únicos reponsables.  También lo somos los electrores y los tributarios por permitirles actuar como actúan.  Como dijo V, en V for Vendetta: ¿Cómo esto ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable?… …bueno, ciertamente, unos son más responsables que otros… y tendrán que rendir cuentas… pero, la verdad sea dicha… si estás buscando un culpable, sólo tienes que mirarse al espejo…


4
ago 14

¿Al Presidente le pela? ¿Y al TSE?

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El presidente de la República, Otto Pérez Molina y el ministro de comunicaciones y precandidato presidencial oficialista, Alejandro Sinibaldi inauguraron trabajos de asfalto entre Jumaytepeque y Nueva Santa Ros.   Los colores naranja y blanco, del partido oficial estuvieron presentes en todo el acto.  En el acto se instó a los participantes a darle continuidad al partido del Presidente. El alcalde de Barberena pidió que la gente apoye al candidato que ponga el Partido Patriota.   En el acto, el Mandatario pidió el apoyo electoral de la población para el candidato de su partido.

Para los extranjeros y los que son ajenos a la política chapina, cuando aquí uno dice Su partido, ese su no es en sentido figurado.  Aquí el partido es de Otto Pérez; así como hay un partido de Manuel Baldizón; uno de Sandra Torres; uno de Alvaro Arzú y así puede seguir la lista, del mismo modo en que hubo partido de Ríos Montt, de Oscar Berger, de Jorge Carpio y de Jorge Serrano, para mencionar sólo unos.  En Guatemala, los partidos no son plataformas programáticas, ni intermediarios entre mandantes y mandatarios como dice la teoría política.  Aquí son roscas de amigos, parientes y clientes, son maquinarias electoreras establecidas para llevar a alguien a la presidencia y luego disolverse lenta y calladamente.

El caso es que recién el Tribunal Supremo Electoral suspendió a 11 agrupaciones políticas por hacer campaña anticipada.  Empero, el Presidente y su partido no consideran que actividades como la anterior sean campaña electoral  ¿Pensarán que la ley no se les aplica a ellos?

La solidez del TSE y del sistema electoral está en juego; porque no es lo mismo que aquel alto tribunal ponga en su lugar y suspenda a pequeños partidos díscolos -incluso si entre ellos está incluido el principal partido de oposición-, que si se enfrenta al Presidente de la República y a su organización política.  La verdadera autoridad del TSE sólo es autoridad si tiene la facultad y los arrestos necesarios para impedir que el oficialismo (con el Presidente a la cabeza) se burle de la ley y del Tribunal mismo.

Está por verse si el tribunal es de paja, o está pintado, o no.

La foto la tomé de www.tse.org.gt


16
jul 14

La reforma electoral y el transfuguismo

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Una reforma electoral es buena, o mala, no porque sea reforma, sino por su contenido.  Digamos que una reforma es buena si contribuye a consolidar, o por lo menos a fundar un sistema republicano, si acaba con los privilegios, si amplía y fortalezca la facultad de elegir que tienen las personas, si opera en favor de los mandantes y de los tributarios, si aprovecha la energía y el entusiasmo que la gente vuelca en las elecciones. Si apunta a disminuir el nivel de decontento que hay -entre los mandantes y los tributarios- contra una clase política privilegiada, abusadora, corrupta e inepta.  El régimen de Chávez/Maduro/Cabello no es casualidad…es la consecuencia de décadas de política privilegiada, abusadora, currupta e inepta.  Y de élites que la consintieron y se beneficiaron de ella.

Una reforma electoral que apaña las malas prácticas dentro de los partidos, que financia esas organizaciones independientemente de su valor frente a los electores, que reparte cuotas de candidaturas entre clientelas y grupos de interés.  Una que eleva el populismo a niveles sudamericanos, una que protege a la clase política e impide que esta sea responsable frente a los ciudadanos.  Una como la que parece que se está discutiendo actualmente en el Congreso es una mala reforma.

Bueno, diría Aristóteles, es lo que es bueno para alcanzar un objetivo particular.

Ahora, con eso de que el partido de Manuel Baldizón llegó a 52 diputados y tiene la bancada dominante en el Congreso, muchos están clamando contra el transfuguismo.  Empero…eso no me inquieta tanto.

El transfuguismo pone las cartas sobre la mesa y abre ventanas donde -de otra forma- habría oscuridad.  Hoy, en los diarios, están los nombres y las fotos de los diputados tránfugas.  Nadie debería invocar ignorancia cuando los vea en las papeletas en las próximas elecciones.  Nadie con dos dedos de frente debería apoyarlos, y votar por ellos.  Si el tranfuguismo estuviera prohibido…¿cómo sabríamos dónde están las lealtates? ¿Cómo sabríamos quien está con quien?  ¿Cómo sabríamos quien es de un color, y quien de otro?

Por otro si has sido electo diputado por un partido, y esa organización se corrompe…¿por qué no cabría la posibilidad de que abandones esa organización y te pases a una mejor?  O al revés.  Si has sido electo por un partido, pero te sientes incomodo porque prefieres algo más corrupto, ¿no es mejor que abandones la organización decente y que te vayas a echar pulgas a otra parte?  En ambos casos, si el llamado transfuguismo ocurre sobre la mesa tus electores pueden verlo y tratar de entenderlo, pueden echar pan en su matate y tu te enterarás en las próximas elecciones.

Bueno, diría Aristóteles, es lo que es bueno para alcanzar un objetivo particular.

Por otro lado…¿qué es peor que un grupo como el de Baldizón tenga una bancada mayoritaria?  Pues peor sería que hubiera concentración del poder.  Peor sería que los pipoldermos -cualquiera que sea su color- tuvieran el control del Ejecutivo y del Legislativo.  La distribución de poderes y funciones es una característica fundamental de una república sana.  Claro que la responsabilidad de los electores, a la hora de votar, tiene mucho que ver con entre quienes se distribuye el poder.  No tiene la culpa el loro, sino quien le enseña a hablar.

Bueno, diría Aristóteles, es lo que es bueno para alcanzar un objetivo particular.


4
jul 14

Prueba de fuego para el TSE

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Para hoy las organizaciones políticas deberían haber removido y suspendido toda propaganda política por la cual ya hubieran sido sancionadas.  Si se cumpliera el Acuerdo 117-2014 del Tribunal Supremo Electoral, los partidos y comités que no retiraran su propaganda política deberían ser suspendidos temporalmente.

Está por verse si la clase política va a obedecer la ley y al TSE;… o si, como es su costumbre, va a ignorarlos y a pasar sobre ellos.  Pesa sobre los magistrados de aquel alto tribunal demostrarles a los ciudadanos y a los tributarios que pueden ser garantes de la institucionalidad, que no van a fallarles y que –si hay infractores– estos y sus organizaciones van a enfrentar las consecuencias de su habitual y reincidente desobediencia a la ley.

Muérome de ganas de dar una vuelta por calles, pueblos y carreteras para ver qué precandidatos, aspirantes a precandidatos y organizaciones todavía tienen vallas, y todavía tienen pintados postes, piedras y paredes.  Por cierto que, el fin de semana anterior, tuve la agradable sorpresa de que, en San Juan Sacatepequez y sus alrededores, los postes están pintados con flores; idea que desanima la fea práctica de los políticos que pintan todo lo que no se mueve con siglas y colores partidistas.  Quiero ver quiénes son más poderosos: La ley y el TSE, o las dirigencias políticas.

Si el Tribunal hace que se cumpla la ley ganaremos todos en términos de legitimidad, confianza e institucionalidad; pero si los políticos se salen con la suya –y evaden las sanciones– el TSE no sólo será el hazmerreír del sistema; sino que todos perderemos en aquellos mismos términos.

No sé si a ti te pasa igual; pero a mí me inquieta mucho que los mismos individuos y grupos que quieren que votes por ellos para que administren el poder –y el dinero tuyo que toman por medio de impuestos– son los mismos que se burlan de la ley y han desafiado al TSE.  Creo que a esos grupos hay que ponerles todos los ¡Hasta aquí! que sean necesarios y por ello espero que el Tribunal Supremo Electoral cumpla con lo que ofreció en su Acuerdo 117-2014.  Por la legitimidad, la confianza y la institucionalidad.

Columna publicada en El periódico.


20
may 14

¿A estos les vas a dar el poder?

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Diez partidos políticos -que pretenden que les des tu voto para llegar al poder-  incumplieron con la entrega anual del informe financiero sobre el origen, manejo y aplicación de su financiamiento público y privado al Tribunal Supremo Electoral; seis lo hicieron en forma parcial y 12 entregaron la información completa, según registros de Auditoría Electoral del Tribunal.

Este, además, es un fenómeno recurrente, como lo es el de hacer campaña anticipada, o la asquerosa costumbre de pintar piedras, árboles y todo lo que se deja. Los partidos que incumplieron son Movimiento Nueva República (MNR), Unión del Cambio Nacional (UCN), Coalición por el Cambio (Cambio), Visión con Valores (Viva), Unión Democrática (UD), Partido Libertador Progresista (PLP), Partido Socialdemócrata Guatemalteco (PSG), Frente de Convergencia Nacional (FCN), Libertad Democrática Renovada (Líder) y Cooperación Nacional Ciudadana (CNC).

Algunos analistas dicen que esto ocurre porque el Tribunal Supremo Electoral no tiene dientes; pero creo que es más profundo que eso.  Me parece evidente que entre los políticos chapines no existe una convicción generalizada de accountability.  A pocos les interesa responder ante los tributarios y ante los electores.  La mayoría cumple más por temor a la sanción (aunque sea sin dientes) y al señalamiento, que por convicción.

El Tribunal Supremo Electoral les fijó un ultimátum a los partidos políticos que han incurrido en campaña anticipada, a pesar de que el próximo proceso electoral no ha sido convocado de manera oficial para los próximos comicios generales. EL TSE les puso un plazo de 30 días para remover y/o suspender toda la propaganda anticipada, o serán  sancionados con suspensión.  Mira que condecendencia: un plazo de 30 días.

Aquella es la gente que quiere tu voto.  Quieren tu voto para tener el poder; y el poder es la fuerza.  ¿Te das cuenta?

La ilustración es por Benildo Concoguá, de Prensa Libre.


4
abr 14

Pon la cantidad que quieras

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En Guatemala se vota por las personas, no por los partidos, dijo Arnoldo Medrano, alcalde de Chinautla, luego del procedimiento judicial en el que tuvo que pagar una fianza para no ir a prisión.  Para este período Medrano fue electo con la ficha del Partido Patriota, pero en otras ocasiones ha sido electo por otros 5 partidos.

La suya es una historia que confirma lo dicho, pero hay otras: El PAN  era el partido de Arzú y es nada sin él.  El FRG era el de Ríos Montt y es nada sin él.  La Gana fue el partido de Berger y es nada sin él.  Y ahí están los partidos de Alejos, de Colom/Torres y de Baldizón, para mencionar otras organizaciones personales, cuando no caudillistas.

La verdad es que lo que aquí llamamos partidos políticos no son más que maquinarias electoreras a las que la ley les da derecho de picaporte para colocar candidatos en las papeletas electorales.  Son roscas de amigos, compadres, clientes y patrocinadores que sirven para llegar al poder y medrar desde él.

La mayoría de chapines –a nivel municipal y a nivel nacional– vota por personas e intereses, y no por ideales.  Posiblemente la mayoría de votantes de Chinautla vote por Medrano, otra vez, sólo porque es Medrano.  Sospecho que la mayoría de electores –a todo nivel– quiere un dirigente, un pastor o un padre.  Quiere alguien que mande, alguien que chasquee el cincho y alguien a quien irle a pedir.  La democracia es eso: la libre elección del saqueador y mandamás de turno.

Todo esto es peligroso porque es personal y no es institucional.  Es peligroso porque –como no sea para conseguir privilegios en el mercado de privilegios que es el estado– no existe una relación sana entre mandantes y mandatarios.  Sin un sistema republicano que modere aquellas prácticas, cualquiera que alcance el poder con los votos de la mayoría del momento recibe un cheque en blanco.  Para el sistema político chapín –al que le urgen reformas de fondo– es apropiada la canción de Lucha Villa, que dice: Ay, me decepcionaste tanto/ que ahí te dejo un cheque en blanco/a tu nombre y para ti / Ay, pon la cantidad que quieras/…ese debe ser tu precio / y va firmado por mí

Columna publicada en El periódico.


8
ene 13

Más sobre el “transfuguismo”

Cincuenta y seis diputados se han cambiado de bancada desde que la actual legislatura tomó posesión.  Sostengo que el llamado transfuguismo no sólo no es intrínsecamente malo, sino que es bueno y útil.  Es bueno y útil porque está íntimamente relacionado con la libertad de conciencia de los diputados; y es bueno y útil porque a los electores les facilita saber quién es quién.

A aquellas apreciaciones les sumo una más que escuché ayer en una reunión de colegas: el llamado transfuguismo es una brújula electoral que apunta en dirección a los partidos que tienen más posibilidades de ganar la próxima elección.  Esto es porque los actores políticos tienden a moverse -y a apostar sus fichas- hacia las organizaciones que más posibilidades tienen de permitirles conservar el poder.  Desde otra perspectiva, tienden a abandonar las organizaciones que menos posibilidades tienen permitirles conseervar el poder.


4
ene 13

En defensa del “transfuguismo”

No nos engañemos. Los partidos políticos chapines no son las organizaciones que median entre mandatarios y mandantes, ni las plataformas filosóficas y programáticas que describen los textos. Son máquinas electoreras que sirven para llegar al poder; y sus diputados ni siquiera son miembros de los partidos.

¿Sabes, sin esfuerzo, a quiénes les diste tu voto en las planillas de diputados? Si conocías a algunos de aquellos candidatos, ¿tenías idea de qué piensan acerca de las reformas constitucionales, la eliminación de privilegios, o la ley de telecomunicaciones?

Dicho lo anterior, la prohibición del llamado transfuguismo sirve para conservar aquel estado de cosas en beneficio de una clase política inepta y corrupta que requiere del uso de la fuerza para mantener su poder e influencia. Y además, ¿qué tal si hay un buen candidato, o un buen diputado que ya no soporta la corrupción y la farsa que hay en la organización a la que está vinculado? Yo digo que esa persona debería tener la facultad de decir Hasta aquí, e irse sin pena.

Como ciudadano debes tener la posibilidad de ver que el actual sistema es insostenible. Deberías poder ver a qué clase de gente eliges. Y el transfuguismo facilita estos dos procesos. Si la libertad de conciencia para los diputados fuera bien vista, como elector podrías ver qué uso hacen de ella los que dicen representarte. Opino que, para la educación cívica de mandatarios y mandantes, es más provechoso que haya libertad de conciencia y de movilidad, que se fuerce una permanencia artificiosa y disfrazada de lealtad. Es mejor que los arrimados y los camaleones sean fácilmente identificables, que amarrarlos y crear un espejismo de solidez y confiabilidad del sistema político.

Si entendemos que los partidos chapines son lo que son, es difícil y es moralmente inexplicable que les pidamos lealtad a los candidatos y funcionarios vinculados a esas organizaciones. Más bien, como en el jiu-jitsu, habría que utilizar el sistema contra sí mismo y exponer la realidad. La responsabilidad, entonces, sería de los electores. Así es en el mercado. Tú no compras donde te dan libras de 14 onzas, ni regresas a donde te metieron tomates podridos entre los tomates buenos. ¿Por qué es que sí haces eso en el terreno del poder?

Columna publicada en El periódico.


1
ago 12

Otro No para las reformas constitucionales

Politólogos, sociólogos y diputados señalan que la propuesta del Ejecutivo, que promueve la distribución de 60 distritos para elegir congresistas fomentaría el bipartidismo. El Ejecutivo también propone que el número de legisladores se reduzca a 120, lo que, a juicio de expertos, complicaría aún más la representatividad de los partidos.  Este fue otro ¡No! para la reforma propuesta por la Administración Pérez-Baldetti.

Los analistas, sin embargo, hacen sus cuentas como si las cosas fueran a permanecer estáticas.  Creen que con estadísticas pueden pronosticar el futuro.  Es como cuando los economistas tratan de hacer ciencia económica con fórmulas y cábalas.

Yo no creo que la existencia de partidos pequeños y bancadas minúsculas deba ser un objetivo político.  Creo que si los votantes no apoyan con sus votos (y con su dinero) a ciertas organizaciones políticas, estas deberían hacer mutis por el foro y ya.  Tampoco creo que el bipartidismo deba ser un objetivo político.  Reitero que los votantes son los únicos que deberían decidir a quién apoyan y a quién no.


19
jul 12

Los partidos no deben tomar dinero de los tributarios

Los partidos políticos no deben tomar dinero de los tributarios.  Es muy mala la idea de transferirles US$4 (o cualuquiera otra cantidad) -del dinero de los tributarios- por cada voto recibido.  No es bueno quitarles la responsabilidad de obtener donaciones voluntarias y pacíficas para sostenerse.

En teoría política los partidos son organizaciones que median entre gobernantes y ciudadanos/tributarios.  Son organizaciones fundadas sobre plataformas filosóficas y programáticas que unen a personas que comparten valores, con el propósito de acceder al control del poder, o al menos para influir en él.  Pero en la práctica no son eso.  En la práctica son roscas de personas que, unas veces están unidas por el mero interés de acceder al poder, y otras veces sólo quieren llevar a alguien al poder.  Son maquinarias electoreras que emiten licencias para que algunas personas sean incluidas en las boletas electorales.

¿Por qué es que este tipo de organizaciones deberían ser subsidiadas, o sostenidas con dinero de los tributarios? ¿Por qué no deberían ser responsables de financiar sus operaciones?

La idea de que los partidos políticos deberían ser beneficiados con trasferencias de riqueza -de los tributarios hacia los dueños de los partidos- parte de tres supuestos que son falsos:

1. El supuesto de que es de interés general la existencia de organizaciones políticas que las personas no están dispuestas a apoyar voluntariamente con su dinero, o con sus votos.

2. El supuesto de que los políticos que controlan las finanzas de los partidos van a ser menos venales, más probos y menos corruptos que cuando llegan al poder.

3. El supuesto de que los ciudadanos/tributarios que votan por un partido estarían dispuestos a darle su dinero.

Lo cierto es que si los políticos no tienen incentivos morales, ni económicos para ganarse la confianza de los ciudadanos/tributarios, ¿por qué deberían tener acceso a sus billeteras por la fuerza de la ley?

Lo cierto es que, ¿de dónde sale la idea de que los políticos que reciban transferencias de riquezas por medio de la ley no van a buscar -a escondidas, como lo hacen siempre- otras fuentes de financiamiento? ¿Qué se los va a impedir si no se los ha impedido hasta ahora? ¿El Tribunal Supremo Electoral con lo que lo ningunéan los partidos?

Yo ya no le doy mi voto a partido alguno; pero mucha, muchísima gente no vota por un partido, o por un candidato porque crea en él, o quiera apoyarlo. Muchísima gente vota contra el candidato opositor, o vota por el menos peor.  Lo cual no impica, de manera alguna, que el partido beneficiado tenga la autoridad moral para suponerse digno de tomar dinero de quien le dio el voto; y menos de todos los demás tributarios.

La propuesta de elevarles el privilegio de recibir dinero ajeno por la fuerza es muy inocente, o muy mal intencionada.


28
jun 12

¿Y si desaparecen los partidos políticos pequeños?

Un grupo de partidos políticos pequeños expersó su temor a desaparecer, en el contexto de las reformas constitucionales propuestas por la actual Administración; pero a mí, eso no me preocuparía.

De acuerdo con la teoría política, los partidos son organizaciones de intermediacion entre gobernantes y gobernados; y deberían ser asociaciones de ciudadanos unidos por valores en común y por plataformas filosóficas y programáticas basadas en aquellos valores.

Pero entre nosotros los partidos políticos no son nada parecido a aquello.  En realidad son roscas y maquinarias electoreras diseñadas para llevar a alguien al poder.  Ha habido algunos partidos que comenzaron de acuerdo con la teoría (como la Democracia Cristiana Guatemalteca, por ejemplo) pero rápidamente degeneraron en agencias de empleo y en boletos para el saqueo.  Ningún partido sobrevive sin alcanzar el poder; y ningún partido sobrevive a haber alcanzado el poder.  Esto es porque no tiene sentido seguir en la lucha si no se tiene acceso a algún tipo de control sobre el Presupusto del estado; o porque una vez cumplido el objetivo cortoplacista de tener acceso al control del Presupuesto del estado, lo demás es sálvese quien pueda.  El FRG, el PAN, la Gana, y la UNE, que estuvieron en el poder, son (o van camino de ser) sólo pelusa en el ombligo, y sólo sirven para los propósitos de sus dueños.

Por eso es que no es extraño que la ciudadanía no apoye a los partidos políticos.  Y por eso no es extraño que los dirigentes de aquellas roscas o maquinarias electoreras, necesiten de forzar a los tributarios a sostener sus organizaciones.

En ejemplo clásico de falta de contacto con la realidad y con los ciudadanos es el de los partidos que surgieron luego de que  se desgranó la guerrilla.  Ninguno de ellos -ni aunque postulen a una Premio Nobel de la Paz y máxima exponente de la dirigencia popular- es capaz de conseguir apoyo electoral sustancial.  Cuelan un diputado aquí y un alcalde allá; pero la gente le da la espalda y los oye como oír llover.  Sólo consiguen sus objetivos mediante su reputación de intelectuales al infiltrarse como asesores y gurús en casi todas las administraciones (desde la de Vinicio Cerezo, hasta de la de Otto Pérez); o bien mediante elchantaje y la violencia por medio de bloqueo de calles y carreteras, toma de edificios, y otras acciones parecidas a cargo de la dirigencia popular.   Pero eso sí, cuando se trata de ganar las mentes y los corazones de la gente -y sus votos-  o su dinero, para sostener partidos políticos, ahí sí que no.  Casi toda la dirigencia de la exguerrilla tiene canonjías, empleos en ONG, o puestos en la burocracia; pero casi ninguno es capaz de ser electo.

Hay partidos pequeños que sólo sirven para que sus más altos dirigentes consigan embajadas, direcciones generales, comisiones y hasta ministerios.  ¿Pero alguno de ellos es lo que debería ser, de acuerdo con la teoría política? No.  De hecho, ni los partidos grandes son lo que deberían ser.

Al final de cuentas, el mercado electoral es el que debería decidir qué partidos sobreviven y qué partidos deben hacer mutis.  El número de partidos políticos -poco, o mucho- debería ser una decisión voluntaria y pacífica de los electores, expresada en las urnas.  No debería ser forzado, ni subsidiado, ni artificioso, ni consecuencia de una expresión constructivista y arrogante de parte de nadie.

Si se deja que los ciudadanos escojan, sobrevivirán los partidos que recojan bien los valores y las preferencias de los electores y de los tributarios.  Pero, ¿y qué pasa con las minorías?  Si el sistema es libre y se respeta la voluntad de los electores y tributarios, sobre todo en una república en construcción, las ideas prevalecientes en la sociedad irán cambiando.   Si no se fuerza el número de partidos, la gente irá fortaleciendo y deshechando organizaciones políticas.  Y será lo que tenga que ser, de acuerdo con el apoyo real que tengan los partidos.  Pero eso sí…se deben respetar las decisiones de los electores y los tributarios.  Algo que, claro, les cuesta a los que tienen mucho que perder.


12
ene 12

Las ratas abandonan el barco

Luego de asumir la nueva legislatura, la bancada de la Unidad Nacional de la Esperanza -que hasta este sábado era la bancada oficial- podría dividirse en cuatro pues la mayoría busca otras agrupaciones políticas para integrarse.

Así pasa siempre. Luego de ser castigados por los electores; los partidos oficiales que son expulsados del poder empiezan a desmoronarse ráppidamente. Frente al fracaso y al rechazo, los diputados, alcaldes y otros funcionarios empiezan a buscar acomodo, con sus pares, en otras agrupaciones. Algunos con rencor y otros con resignación; pero todos con las colas machucadas.

Así se desgranaron la Democracia Cristiana Guatemalteca, el Movimiento de Acción Solidaria; el Partido de Avanzada Nacional, la Gran Alianza Nacional, el Frente Republicano Guatemalteco y ahora la UNE. Algunos logran sobrevivir, aveces prostituyéndose y aveces también. Pero ninguno es ni la sombra de lo que era cuando se creía el rey del mundo.

Esto no es extraño porque, en Guatemala, los partidos políticos no son los intermediarios entre mandantes y mandatarios como los describen los libros de ciencias políticas. Son sólo roscas y maquinarias electoreras diseñadas para llegar al poder y usufructuar de él. Y claro…luego de traicionar las expectativas de los electores, se hunden. Hoy es el turno de la UNE.


14
jul 11

Invitados de honor y colados a la fiesta electoral

Hoy, el Partido Unión Democrática publicó un Campo Pagado* en el que dice que El proceso electoral dejó de ser la fiesta cívica en la que todos debemos ser invitados de honor.

El documento trata de convencernos de que, a los ciudadanos y a las organizaciones políticas que no llenan los requisitos constitucionales y legales mínimos -conocidos y pre establecidos, para participar en los comicios- se les niegan sus derechos a elegir y ser electos, cuando las autoridades rechazan sus solicitudes de inscripición, precisamente por no llenar aquellos requisitos.

Esta línea de razonamiento es absurda y si fuera llevada a sus últimas consecuencias, supondría que la ley debe estar por debajo de los caprichos de los pretendientes a candidatos, y que si algún pretendiente y alguna organización política no cumple con los requisitos pre establecidos, aquella pretensión debería ser suficiente para ignorar la ley.

Digamos que sí la Ley Electoral y de Partidos Políticos establece ciertos requisitos para que una organización política pueda celebrar su Asamblea Nacional, y esa organización no cumple con los requisitos, la UD pretende que la ley sea ignorada y que la organización incumplida pueda proceder a capricho y celebrar su asamblea, como si nada.

Si los razonamientos de la UD fueran tomados en serio, el mínimo de 40 años que la Constitución establece para poder optar a la Presidencia de la República no sería un requisito en busca de madurez y ejecutorias de vida;  sino una mera sugerencia que, si un ciudadano en busca de ser electo decidiera que no le conviene por tener él 35 años (por decir algo), debería ser ignorada.

Si los razonamientos de la UD fueran tomados en serio, la prohibición constitucional de que los parientes del Presidente pudieran ser candidatos a la Presidencia no sería una previsión para evitar el nepotismo, el continuismo y la dictadura; sino que sería una mera sugerencia de la que cualquier cónyuge, hijo, padre, sobrino o tío del Presidente podría hacer caso omiso.

Sí. Es cierto que la Constitución nos garantiza a todos los ciudadanos los deberes y derechos políticos de elegir y ser electos, optar a cargos públicos y participar enactividades políticas; pero…pero…cumpliendo con la ley.   Y la ley dice que para hacer asambleas hay que llenar ciertos requisitos pre establecidos y conocidos; y dice que sólo los mayores de 40 años pueden ser Presidentes y que los parientes del Presidente no pueden optar a la Presidencia.

Todos ellos, por cierto, requsitos razonables.  No estamos hablando de que no puedan ser candidatos presidenciales los menores de 75 años, o los mayores de 35.  No estamos hablando de que no puedan ser candidatos a Presidente las mujeres, los hombres, o los indigenas, ni nada parecido.  Es razonable que haya plazos que tengan que ser cumplidos, es razonable que los candidatos tengan que tener finiquitos, es razonable que los candidatos sean guatemaltecos de origen.  Nada de eso contradice a la democracia ni viola derechos civicos.

El Tribunal Supremo Electoral debe velar por el fiel cumplimiento de la Constutición, leyes y disposiciones que garanticen el derecho de organización y participación política de los ciudadanos; y siendo el rector, garante y facilitador de la participación de los guatematlecos, en el proceso electoral, debe hacerlo conforme a la ley y no conforme a los caprichos de politicastros que se quieren pasar de listos.

Hasta ahora, tanto el Registro de Ciudadanos, como el Tribunal Supremo Electoral han demostrado que pueden cumplir con su cometido y que pueden hacerlo bien.  Con decencia y entereza.  A pesar de güizachadas como la de la UD; e incluso de amenazas de violencia física.

Los invitados de honor a la fiesta electoral son todos aquellos ciudadanos que participan en ella de buena fe y respetando la Constitución y las leyes.  Los colados, en cambio, son los que pretenden imponerse caprichosamente sin respeto alguno por el ordenamiento jurídico, ni por el estado de derecho.

Manuel Conde-Orellana, por cierto, es el Secretario General de la Unión Democrática y el firmante del documento en cuestión.  Usted lo recuerda, claro, porque fue Secretario Privado de Jorge Serrano Elías, el protagonista de El Serranazo.

*El documento está publicado en la página 11 de El Periódico.


10
mar 11

Hacen las leyes para no cumplirlas

En una jornada de ensuciar postes, árboles y paredones, ayer se enfrentaron violentamente simpatizantes del partido oficialista Unidad Nacional de la Esperanza contra correligionarios del Partido Patriota, en la ruta que comunica Chinique y Zacualpa, en Quiché, el lío dejó varios heridos y cuatro vehículos incendiados.

So much por el pacto ético, dijo Cándido mientras remojaba su sheca en café con leche; para luego recordar que los partidos  PAN, UD, UCN, MR, PLP, ANN, ADN, Creo, PSG, Cambio, Encuentro por Guatemala y Los Verdes no han entregado el informe financiero anual establecido en el artículo 7 del Reglamento de control y fiscalización del financiamiento público de las organizaciones políticas,  en tanto que 8 máquinas electoreras sí han cumplido, mientras que 5 han entregado a medias.

¿Qué ha hecho el partido oficialista cuyos dirigentes -en el ejercicio del poder- han jurado, o prometido cumplir y hacer cumplir las leyes? La UNE está entre los que ha cumplido a medias.

Cándido volvió a remojar su sheca y agregó: Estos hacen las leyes, para luego no cumplirlas.


18
feb 11

Otra vez la arrogancia de “un experto”

Salomón Lerner, objetó el exceso de partidos políticos que hay en Guatemala; y yo me imagino que tan distinguido personaje, ha de tener el número exacto, o el número aproximado de partidos políticos que debería tener una sociedad como la guatemalteca.  ¿Serán dos, serán tres, serán cuatro?  ¿Cuántos serán?  Ah, sí.  Parece que dice que tres.

Lerner cree que los chapines se equivocan al permitir que haya muchas expresiones políticas compitiendo por el poder; y -según creo yo- él ha de creer que un número reducido de competidores sería mejor.  Yo, en cambio, prefiero que haya los que tenga que haber y que la gente sea libre para decidir a quienes apoyar con recursos y con votos.  Y los que no reciban apoyo, que desaparezcan.  Pero que desaparezcan por voluntad de los ciudadanos y no por el diseño de expertos que creen saber más y mejor que la gente.

He aquí algo que escribí hace algún rato al respecto:

Es cierto que los partidos políticos chapines no son esas plataformas filosóficas y programáticas que funcionan como intermediarios entre quienes ejercen el poder y los gobernados.  Es cierto que son, o terminan siendo roscas de amigos y clientes, maquinarias electoreras, diseñadas para obtener un boleto en los comicios y controlar el poder, o influir en él.

Por un lado, y si aquel es el mal de fondo, el problema no es el número de partidos, sino la perversión del concepto mismo de partido.  A final de cuentas, los partidos son lo que son porque la demanda política no pide más.  Por otro lado, ¿quién puede pretender, arrogantemente, que tiene la información necesaria para saber cuál es el número ideal de partidos políticos en una sociedad cualquiera?

Sólo la demanda política sabe a qué partidos apoya  y por qué.  Sólo la demanda política sabe cómo apoya a los partidos y por qué. Sólo la demanda política sabe cuánto tiempo apoya a los partidos y por qué.  Y la demanda política está en cambio constante.  Los principios -si lo son- permanecen, porque son generales; pero lo que es circunstancial está en cambio y en movimiento contantes.

Es un error arrogante creer que podemos diseñar y construir, forzadamente,  instituciones para una sociedad, sólo porque las que hay no nos gustan.  Lo que sí podemos es persuadir a los miembros de la sociedad para cambiar el estado de cosas que no nos gusta.  Y en ese sentido, la educación de la demanda política juega un papel muy importante.  Por eso no se debe “poner el carro antes que el caballo”.  Una modificación positivista que impida la libre formación de partidos de todos los sabores y colores, y que obligue a algún tipo de consolidación artificiosa, será una falso remedio.  Lo será porque si no es precedida por las convicciones cívicas de una demanda política que ha aprendido de sus errores y que ha sido persuadida de que hay mejores opciones, aquella modificación no sólo será un fracaso, sino que servirá a quién sabe qué intereses.

Es posible que algunos planificadores arrogantes crean que el espectro político está compuesto por la izquierda, el centro y la derecha; o por los colectivistas y los individualistas; o por los conservadores y los liberales; o por “gases” y “cacos”.   Los “gases” y los ”cacos”, por cierto, eran los motes que recibían los partidos realista e independentista en tiempos de la Independencia de Centroamérica; nomenclatura que cambiaría, poco después a “serviles” y “fiebres” para distinguir a conservadores  y liberales.

La creencia de que se puede fabricar un bipartidismo, o un tripartidismo para mejorar la calidad de la oferta política es una fantasía planificadora.  La calidad de la oferta política sólo va a mejorar -independientemente de cuántos partidos haya- cuando eso le importe a la demanda política.  No antes.

Adicionalmente, me llamó la atención algo que dijo Lerner sobre el mercado.  Lerner advierte contra un mercado en donde todo es ganancia.  Y como advierte contra eso, uno supone que según él, un mercado en donde todo es ganancia es indeseable.  La pregunta entonces, es, si a Lerner le parecería deseable, o bueno un mercado en el que todo sea pérdida (que es lo contrario a uno en el que todo sea ganancia). ¿Qué sentido tendría un mercado en el que todos perdieran?

Talvez la idea de Lerner no es tan radical, y prefiera un mercado en el que la ganancia de unos sea la perdida de otros, de modo que no todo fuera ganancia.  ¿Qué sentido tendria un mercado en el que unos ganaran a costa de otros?

La gracia de ese proceso que conocemos con el nombre de mercado es que en él, todos ganan.  Gana el que vende y gana el que compra, siempre que sus transacciones sean voluntarias y pacíficas, cosa que sólo puede ocurrir cuando nadie fuerza a la gente a tomar decisiones.  El intercambio, no es un juego de suma cero. Es decir, cuando no hay un arrogante que le dice a la gente qué debe ofrecer y qué no, ni a qué precios.


27
ene 11

Partidos, facciones o “pelusa en el ombligo”

Una encuesta, publicada hoy, confirma que los partidos políticos atraen poca simpatía de los electores; y, de hecho, generan desconfianza.  Esto no es raro porque los partidos no son aquellos intermediarios entre gobernantes y gobernados, ni aquellas plataformas de principios y programas que describen los libros de ciencia política.  La mera verdad es que cuanto mucho son plataformas de facciones, maquinarias electoreras, y/o roscas de amigos y clientes alrededor de pequeños caudillos.  Los más, son pelusa en el ombligo.

Esto último les pasa a los partidos identificados con la exguerrilla.  La URNG es el más notable de estos, y a duras penas araña un 0.3% de los encuestados que dicen simpatizar con ella; y la Alianza Nueva Nación ni siquiera aparece en el mapa.  La UNE alberga a muchos exguerrilleros, pero nunca lo dicen y por eso medran tranquilamente en el poder.

El partido Winaq, cuyo caudillo es la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, que ya participó en los comicios anteriores, no consigue simpatizantes ni siquiera entre una significativa porción del electorado indígena.  Ni siquiera entre los de su grupo lingüistico, el Quiché, que es el mayoritario.  Winaq escasamente tiene un 0.2% de simpatías.

El PAN y la Gana, que son la herencia del grupo Arzú/Berger tienen magros 0.5% de simpatías cada uno.  Y el Partido Unionista, cuyo caudillo es Alvaro Arzú, el dios del Palacio de la Loba y Expresidente, pesa menos de un tomín, con 0.2% de simpatías.

Casa y CREO, que sobrevivieron y respiran a la sombra del caudillo Eduardo Suger se acercan más al porcentaje de una cifra, pero se quedan en 0.6%.

El FRG, otrora poderoso alrededor del caudillo Efraín Ríos Montt, está esperando desaparecer como los otros partidos que han estado en la cumbre.  Tarde o temprano se desvanecerá como se desvanecieron, o se están desvaneciendo la formidable DCG, el exiguo MAS y el prostituido PAN.

VIVA, del caudillo Harold Caballeros, es la única rosca que alcanza un porcentaje de una cifra completa.

La UNE se está desgastando como consecuencia de una administración inepta, corrupta y conflictiva dentro de sí misma.  Y el Patriota es el único partido que tiene un porcentaje de dos cifras, aunque no es impresionante.

Casi 5 de cada 10 encuestados dicen que no tiene simpatía alguna, ni son convencidos por los partidos políticos.

A final de cuentas parece ser que la mayoría de la gente vota por caudillos y personas; pero no por los partidos.  Esto no es algo de lo que hay que alegrarse; sino que es un problema que urge resolver antes de que el desencanto de los electores y de los tributarios genere un ambiente propicio para opciones violentas, o para algún tipo de disparate.

Por otro lado, ¿quién va a sentir confianza en organizaciones a las que les pela la ley?  Organizaciones que deliberadamente ignoran la Ley Electoral y al Tribunal Supremo Electoral, o a organizaciones que ensucian el país desvergonzadamente.


14
ene 11

La propaganda que contamina

Ayer, una lectora de periódicos se queja, ¡con razón!, de la propaganda política que contamina las carreteras del país. Cuenta que fue al Volcán Tacaná y da a entender que le desagradó ver árboles, postes y rocas pintadas con propaganda política.  Yo también tuve ese disgusto cuando anduve por Oriente a fin de año.  Y la verdad es que, si no fuera tan importante evitar que continúen el latrocinio y la impunidad que propicia la Unidad Nacional de la Esperanza, hasta el punto de que hay que votar contra ellos, lo que a mí me gustaría es no darle mi voto a ninguno de esos sinvergüenzas que ensucian todo con pintas y propaganda.

No sólo por sucios, sino porque es evidente que están pasándose la ley electoral por el arco del triunfo.   Luego discutiremos que esa ley es medio idiota; pero ese es otro par de zapatos.  Lo que es inadmisible es que los políticos estos sean tan sucios y que retuerzan la ley para no cumplirla.


21
dic 10

“Espadita” busca un partido serio

A Rafael Espadita Espada, que antes era un cirujano cardiovascular prestigioso y ahora ocupa un puesto altísimo en una de las administraciones más corruptas de la historia reciente de Guatemala, le picó la mosca del poder y ahora no se halla sin él.  De esa cuenta es que amenazó con dedicar el resto de su vida a orientar un partido político serio.

El Vicepresidente se quejó de que, incluyendo al partido que lo llevó al poder, en Guatemala no existen agrupaciones políticas con ideología y una base fuerte.

Pero Espadita no debería hacerse el sorprendido.  Durante su campaña política, a la pregunta de que ¿Algunos financistas prefieren darle recursos a usted que a Colom?, Espadita respondió que Algunas personas han sido muy enfáticas en decir: “Esto es para tu campaña”, porque no quieren a Álvaro o a Sandra, o no confían en ellos o en la UNE. Y me dicen: “Sólo por vos voy a votar por la UNE”. Espadita sabía con quienes se estaba metiendo, y aún así engañó a quienes confiaron en él.  Y hasta hace poco, el Vicepresidente andaba necio con que Guatemala es un país de hipócritas, de mentirosos y de corruptos.

Si Espadita conoce a la Administración por dentro, y sabe que el partido en el poder no es serio, ¿por qué sigue ahí?


22
nov 10

La fatal arrogancia en política

Los intentos constructivistas por promover instituciones, valores, ideales y precios desde arriba no toman en cuentan los procesos históricos de desarrollo, ni la dispersión del conocimiento y ni el orden espontáneo propio de la organización social.  En esa dirección, Friedrich A. Hayek definió como una fatal arrogancia de los planificadores centrales, el hecho de creer arrogantemente que la información que poseen es toda la información existente, o toda la información atingente.   Esa arrogancia tiene resultados fatales en las sociedades.

De esto me acordé cuando leí que parece que saben cuál es el número de partidos políticos que debería haber en la sociedad guatemalteca.  De ahí que haya una especie de rechazo a la proliferación de organizaciones políticas partidistas.

Es cierto que los partidos políticos chapines no son esas plataformas filosóficas y programáticas que funcionan como intermediarios entre quienes ejercen el poder y los gobernados.  Es cierto que son, o terminan siendo roscas de amigos y clientes, maquinarias electoreras, diseñadas para obtener un boleto en los comicios y controlar el poder, o influir en él.

Por un lado, y si aquel es el mal de fondo, el problema no es el número de partidos, sino la perversión del concepto mismo de partido.  A final de cuentas, los partidos son lo que son porque la demanda política no pide más.  Por otro lado, ¿quién puede pretender, arrogantemente, que tiene la información necesaria para saber cuál es el número ideal de partidos políticos en una sociedad cualquiera?

Sólo la demanda política sabe a qué partidos apoya  y por qué.  Sólo la demanda política sabe cómo apoya a los partidos y por qué. Sólo la demanda política sabe cuánto tiempo apoya a los partidos y por qué.  Y la demanda política está en cambio constante.  Los principios -si lo son- permanecen, porque son generales; pero lo que es circunstancial está en cambio y en movimiento contantes.

Es un error arrogante creer que podemos diseñar y construir, forzadamente,  instituciones para una sociedad, sólo porque las que hay no nos gustan.  Lo que sí podemos es persuadir a los miembros de la sociedad para cambiar el estado de cosas que no nos gusta.  Y en ese sentido, la educación de la demanda política juega un papel muy importante.  Por eso no se debe poner el carro antes que el caballo.  Una modificación legalista que impida la libre formación de partidos de todos los sabores y colores, y que obligue a algún tipo de consolidación artificiosa, será una falso remedio.  Lo será porque si no es precedida por las convicciones cívicas de una demanda política que ha aprendido de sus errores y que ha sido persuadida de que hay mejores opciones, aquella modificación no sólo será un fracaso, sino que servirá a quién sabe qué intereses.

Es posible que algunos planificadores arrogantes crean que el espectro político está compuesto por la izquierda, el centro y la derecha; o por los colectivistas y los individualistas; o por los conservadores y los liberales; o por gases y cacos.   Los gases y los cacos, por cierto, eran los motes que recibían los partidos realista e independentista en tiempos de la Independencia de Centroamérica; nomenclatura que cambiaría, poco después a serviles y fiebres para distinguir a conservadores  y liberales.

La creencia de que se puede fabricar un bipartidismo, o un tripartidismo para mejorar la calidad de la oferta política es una fantasía planificadora.  La calidad de la oferta política sólo va a mejorar -independientemente de cuántos partidos haya- cuando eso le importe a la demanda política.  No antes.










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